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MUNICIPIOS

La Egesa

Historia y Patrimonio

Antigua CasonaEscudo de Librilla    La pedanía de Egesa es la única existente en Librilla y se encuentra situada a unos dos kilómetros del centro urbano. Dicha pedanía está sufriendo un progresivo descenso de vecinos, ya que éstos están fijando su residencia en el casco urbano, dada su cercanía.

    Su Historia se encuentra unida a la de la capital del municipio de Librilla. Ésta se remonta a la Prehistoria, donde se desarrolló un floreciente poblado durante el Bronce Final. Las investigaciones arqueológicas han hallado un conjunto de asentamientos humanos, cuyos restos culturales comprenden una amplia cronología, desde el Eneolítico, Argárico, Bronce Final, Íbero, hasta el Romano. Durante el período romano, en torno a los centros urbanos importantes existía una red de pequeñas villas agrarias, con las que se establecía un intenso comercio. Los excedentes agrícolas y productos como el aceite o el vino se vendían en las ciudades, abasteciéndolas de alimentos frescos.

    En el siglo XII el geógrafo árabe Al- Hidrissi la denomina Limbralla que significa "barranco de los espectros", refiriéndose a su situación estratégica junto a un corte en el terreno que constituía una defensa. Durante la dominación musulmana fue un destacado enclave estratégico. Disponía para su defensa de una fortaleza dotada de siete torreones y anchas murallas, desde donde se oteaba el valle del Bajo Guadalentín, camino ineludible para los viajeros que hacían la ruta de Murcia a Al-Ándalus.

    La villa de Librilla fue un enclave importante para Murcia, como paso obligado para ir o venir de Andalucía. En el siglo XIII la zona queda anexionada al Reino de Castilla. En el siglo XIV pasó a manos de los Fajardo, que dominaban Alhama, quienes decidieron mantener y reforzar Librilla frente a Carrascoy, cuyo camino cruzaba estratégicamente el Valle hacia el camino de Cartagena. Bajo el dominio de los Fajardo experimentará un progresivo desarrollo, con vecinos dedicados en su mayoría a las tareas agrícolas. Era lugar de descanso y cambio de caballerizas. Sus vecinos celebraban mercados para vender o intercambiar aperos de labranza, tejidos, comida y atalajes.

    El pago del diezmo al marqués de los Veléz dificultaba el asentamiento en sus campos, donde se espigaba el trigo, la cebada, el arroz y la morera y transitaba el ganado. Estos parajes llegarían a su máximo desarrollo desde mediados del XIX a mediados del XX, gracias al progresivo aumento de la población diseminada en caseríos. Salvo algunos años aciagos, donde la población disminuyó a causa de las epidemias o la guerra, la tendencia fue de crecimiento. Las aguas del trasvase Tajo-Segura y el riego por goteo han verdecido estas fértiles tierras, donde sus habitantes, cada vez más escasos, siguen dedicándose a la agricultura y la ganadería.

Economía

Campo de Limoneros    La economía de la pedanía de La Egesa posee unas condiciones económicas determinadas fundamentalmente por la agricultura. Su territorio está dedicado a plantaciones de frutales de riego, aprovechando los terrenos regados por las aguas del canal del Taibilla y del trasvase Tajo-Segura. Frutales de hueso, agrios y parrales son prestigiados por la calidad que se obtiene en las parcelas cultivadas.

    Cabe destacar el cultivo del limonero, cuya producción en gran parte está destinada a la exportación.

Fiestas

Las pitanzas     La fiesta más importante de la Villa es la que se celebra en el mes de agosto, del 20 al 24 en honor de San Bartolomé Apóstol. En el transcurso de las mismas se celebran numerosos actos religiosos, folclóricos, bailes populares, juegos infantiles, cabalgatas, cucaña y diversas actividades deportivas y culturales.

    El acto más típico y tradicional de estas Fiestas Patronales, es el denominado "LAS PITANZAS". La Pitanza es un panecillo redondo, de unos 200 gramos de peso aproximadamente, que es lanzado a millares, desde tiempo inmemorial, desde los balcones del Ayuntamiento de la Villa. Esta tradición hunde sus raíces en la Edad Media, cuando desde el torreón de la antigua fortaleza se entregaba pan a las personas que residían en el exterior del recinto amurallado y carecían del mismo por encontrarse la población en una época de penuria y hambruna.

    Dicho acto se complementa durante toda la mañana del día 22 de agosto con un pasacalles denominado "de la recogida de la harina", donde el Alcalde, el Concejal de Fiestas, la Comisión de Festejos, las Reinas de las Fiestas y pueblo en general, recorren el pueblo acompañados de una banda de música recogiendo, casa por casa, una bolsa de harina o su equivalente en metálico. La "Pitanza de honor" es lanzada, cada año, desde los balcones de la Casa Consistorial de la villa, el día 22 de agosto, por una personalidad relevante. Acto seguido, las Reinas de las Fiestas lanzan el resto de panecillos a cuantos esperan en la plaza.

Naturaleza

Tarays     La Egesa se encuentra ubicada en el Valle del Guadalentín, en el final del corredor que se abre hacia la llanura que forma la Huerta de Murcia.

    Entre sus paisajes naturales se destaca la Sierra del Cura, al norte de la Villa, que goza de una excelente panorámica hacia la huerta. La vegetación natural se caracteriza por el predominio de una vegetación de espartales y tomillares y coscoja. El hinojo y las flores de temporada como los crisantemos, en sus variedades compuestas, la manzanilla o las sencillas amapolas, rojas o moradas, hacen su aparición en primavera. Además de los árboles de cultivo se dan ejemplos de algarrobos y coníferas, pinos o cipreses.

    Las zonas de rambla exhiben tarays, baladres y juncos, además de algún ejemplar de palmera.

    Son las aves el grupo mayoritario entre la fauna, mochuelos, águilas culebreras, cernícalos, lechuzas, colirrojos, abubillas, calandrias, etc. Y junto a las aves abundantes conejos y liebres, ardillas rojas, topos y numerosos reptiles como la culebra bastarda o la lagartija colilarga.

Gastronomía

Plato de Michirones     Comparten los vecinos de La Egesa los platos típicos de la gastronomía librillense. Entre los guisos más populares se encuentran el potaje, la olla de cerdo o el estofado de conejo o ternera y macarrones.

    Otros de los platos que no faltan en las mesas son el arroz con conejo, migas y gachasmigas o los michirones.