La situación de Parrilla, Diputación de Lorca, junto al río Guadalentín, le otorga desde la Prehistoria un buen emplazamiento para el asentamiento humano.
Entre el 6.000 y el 3.000 a.C. las comunidades se hacen sedentarias y se establecen poblados próximos a tierras de cultivo, ríos y pastos.
Parrilla reunía estas condiciones, por lo que se convirtió en una magnifica zona para el asentamiento humano. Además, dichas actividades se complementaban con la caza, la pesca y la recolección. Como ejemplo podemos citar los yacimientos de Quintilla I y Quintilla II, que comenzarían a ocuparse en la fase final del Neolítico, continuándose en La Edad del Cobre (3.000 al 2.000 a. C). En ellos se han encontrado restos de cerámica y junto a Quintilla I se localizó un tholos o cámara funeraria construida con piedras.
A la Edad del Cobre corresponderían poblados como el de Murviedro. Estas comunidades seguirían modelos de ubicación de asentamientos como los anteriores en poblados sobre cerros amurallados. La población seguiría ocupando estos parajes en fases culturales posteriores. A partir del siglo I a.C. comienzan a aparecer las primeras villas romanas distribuidas por las tierras del valle del Guadalentín. Por su situación junto a la vía Augusta, que comunicaba Carthago Nova con Andalucía, junto a la huerta del Guadalentín, y gracias a los recursos de caza y madera de la sierra cercana, es durante los siglos II y III d. C. cuando la villa adquiere mayor importancia, convirtiéndose en el centro de explotación de la mayoría de las tierras cercanas. A partir del siglo IV d.C. parece abandonarse la villa, que queda ocupada únicamente por una población residual.
En el siglo VIII Lorca pasa a formar parte de la cora de Tudmir, comenzando así el dominio musulmán. Los musulmanes, maestros en el arte de los riegos, ampliaron de manera notable la zona regable del valle del Guadalentín con ingenios hidráulicos en el siglo X. Este hecho queda documentado a través de restos de cisternas, balsas y estructuras hidráulicas. Los musulmanes reutilizaron muchas de las villas romanas anteriores, como es el caso de La Quintilla, reutilizada entre los siglos XII y XIII. Tras la Reconquista a manos de la Corona castellana en el siglo XIII, la zona se convertiría en tierra de fronteras entre los reinos cristiano e islámico, pasando a ser un territorio muy inestable, dificultando la repoblación y, por ende, la agricultura decayó en gran medida.
La desaparición parcial del peligro fronterizo, con la caída del reino de Granada a finales del siglo XV, potencia en el siglo XVI un progresivo desarrollo comercial, agrícola y ganadero perdido, que tuvo que lidiar con epidemias, sequías y hambrunas. Ya en el siglo XVIII, con las reformas de los Borbones, tuvo una influencia notable en el desarrollo de las obras hidráulicas con la construcción de los pantanos de Puentes y Valdeinfierno, y de infraestructuras como la acequia de Alcalá, el acueducto de los Diecisiete Arcos o el de la Rambla de la Quinquilla. Estas obras fueron llevadas a cabo por D. Antonio Robles, cuñado del conde de Floridablanca, comisionado regio de la ciudad de Lorca. La casa señorial de Robles dio núcleo a la actual población de Consejero. La puesta en marcha de estas obras trajo consigo excedentes, sobre todo de cereal y barrilla, a los que se dio salida por Águilas.
Durante el siglo XIX se desarrollaron dichos núcleos de población dedicados a la agricultura y a la ganadería, que darían lugar al establecimiento de industrias como la fábrica de lanas de Santa Lucía, cuyos terrenos serían cedidos en 1952 para erigir la Ermita de San José. Ya en el siglo XX estos parajes, entre los que se encuentran el de Consejero o Los Cautivos, concentran el mayor núcleo de población de la zona.
La llanura de Parrilla está ocupada por pequeños cultivos al aire libre. La riqueza del suelo arcilloso de las laderas del Guadalentín favorece el cultivo de hortalizas como la alcachofa, el tomate o el brócoli y frutales como los naranjos.
También es usual ver en esta zona palmeras de gran porte, mientras que en aquellas más cercanas a la Sierra de la Torrecilla el paisaje se vuelve más árido, con especies silvestres típicas de áreas mediterráneas como el esparto, la albaida o hierbas aromáticas como el tomillo y el romero.
Surcada por barrancos que desembocan en el río Guadalentín como el del Cambrón o los Diecisiete Arcos, se pueden observar adelfas, zarzas, rubia peregrina o clavel silvestre.
En cuanto a la fauna de Parrilla está constituida por mamíferos tales como conejos, liebres y ratones de campo, fauna muy común en toda Lorca.
Código Postal: 30891
Origen: Siglo XVIII
Altura media: nd
Habitantes: 344
Superficie: 37.9 Km2
Centro de Salud
Domicilio: Consejero, Lorca
Teléfono de urgencias: 968 443 424
Su economía está esencialmente basada en la agricultura, desarrollada en la estrecha franja que dispone de riego, entre la ribera del río y las estribaciones de la Peñarrubia y la cara norte de la Sierra de la Torrecilla, donde se encuentran pequeños huertos que producen sobre todo alcachofa, cítricos y otros productos hortícolas. En el resto del territorio podemos encontrar algunos ejemplos de agricultura de secano, esencialmente almendros.
Las legumbres, hortalizas y cereales, así como las carnes de caza, ovina y porcina, representan la base de la gastronomía lorquina. De los productos de la huerta se obtienen platos tradicionales como la olla gitana con verduras y hortalizas y el pisto. En invierno se degustan platos contundentes como la cabeza y pata de cordero al horno y otros platos con productos obtenidos de matanzas como la olla de cerdo y sabrosos embutidos.
También son importantes los dulces, casi todos de origen árabe y con el producto estrella del secano lorquino, la almendra, con las que se elaboran delicias tales como Alfajores, la Tortada o las Picardías.
La romería reúne en la Ermita del Pradico a los vecinos en un día de convivencia. Dicha celebración recae en el segundo domingo de enero en honor al santo patrón San Antonio Abad, que celebra su día el 17 de enero. Como actividades tradicionales destacan el subastaó, para portar los santos, la procesión por los alrededores y la santa misa. Todo ello amenizado por cantos de cuadrillas y bailes tradicionales.
Las Fiestas Patronales de Parrilla en honor al Patrón San José se celebran entre los días 16 y 19 (ambos incluidos) de marzo. Los vecinos se reúnen en estos días y participan en las actividades y juegos que ofrece el programa de fiestas, tales como la romería y el arroz y pavo para todos. Las actuaciones musicales están muy presentes en estos días, siendo las favoritas las protagonizadas por grupos flamencos.