El Escobar nació gracias a la existencia de aquel pozo que se encontraba situado en una zona escarpada (finalmente quedó incluido en el núcleo urbano) y que fue construido en la Edad Media. La construcción de un pozo en aquel lugar se debió a que el ganado que transitaba desde Los Cánovas hasta Alcantarilla necesitaba parar en algún lugar para abrevar y reemprender el viaje.
El pozo, al igual que otras construcciones de El Escobar, ha sido siempre de uso comunitario. A mediados de la década de 1960 se colocó un motor y un depósito que costeaba el pueblo. El agua se pagaba en función del número de animales que tenía cada persona. Para ello se establecieron unas cuotas que variaban cada año en función del aumento o la disminución del número de cabezas de ganado. El pozo, de 38 metros de profundidad, estuvo activo hasta la llegada al pueblo del agua potable.
Recientemente fue restaurado para pasar a formar parte de la Ruta del Agua de Fuente Álamo. La inauguración tuvo lugar el 23 de junio de 2006.