San Cayetano se encuentra situado muy cerca del Cabezo Gordo, donde se encuentra la Sima de Las Palomas, que aporta datos importantes sobre los primeros pobladores de nuestra Región. Los estudios sobre los restos humanos encontrados arrojan unas dataciones que oscilan entre los 125.000 y los 50.000 años a.C. La importancia de este yacimiento radica en la existencia de restos de dos tipos: el Homo Sapiens Neanderthalensis y el Homo Sapiens Arcaico. Entre los restos hallados de especies animales destacan ciervos, caballos, linces, leones y tortugas de tierra.
Durante la Antigüedad el Cabezo Gordo sirvió como cantera de mármol, la extracción más antigua se remonta al siglo I antes de Cristo. Que se sepa, los romanos extrajeron de sus entrañas los pavimentos de las villas del Paturro (Portmán), además de lápidas conmemorativas y sepulcrales en las postrimerías del siglo VI, momento en el que continuaba la explotación. Los romanos cultivaron estas tierras asentados en villas, como la del Rincón del Canal situada en San Cayetano.
En la Edad Media la zona del Campo de Cartagena servía como dehesa para los rebaños del reino de Murcia, según orden del Rey Alfonso X. A mediados del siglo XVI se intensificó el poblamiento de estas zonas. Este fenómeno continuó durante el siglo XVII, con la llegada de vecinos y el asentamiento de estirpes en casas de labranza aisladas. A este período corresponde la construcción de la ermita de San Cayetano.
La Historia del pueblo comienza con la construcción de su iglesia en el siglo XVII, cuando llegaron algunos frailes de Italia, los teatinos, congregación fundada en el siglo XVI por San Cayetano, patrón de la Divina Providencia y de este pueblo, del que recibió el nombre. Los teatinos se instalaron aquí, fundaron la iglesia y le pusieron a la nueva población el nombre del fundador de su orden. Hace unos años, una familia donó un cáliz de 1742, que había pertenecido a esta ermita.
En el siglo XVIII el Ayuntamiento de Murcia nombraba dos alcaldes pedáneos en su campo: uno en Torre Pacheco y otro en San Javier, del que dependían el núcleo de San Cayetano, los habitantes de San Cayetano se dedicaban a las plantaciones de trigo, cebada, esparto y a la ganadería. En 1836 se constituyó el Ayuntamiento de Torre Pacheco, del que pasó a formar parte esta pedanía. A principios del siglo XX se comenzaron a aprovechar con mayor intensidad las explotaciones de hierro en el Cabezo Gordo, que dieron trabajo a San Cayetano durante unos años. Es también en esta época cuando llega la electricidad al pueblo. El trasvase Tajo-Segura y la mejora de las comunicaciones supuso un gran auge económico en San Cayetano, y con él un aumento de la población.
Llega el verano y con él, las tradicionales fiestas patronales de San Cayetano, abiertas a toda persona que quiera participar y disfrutar de ellas. Son muchas las tradiciones que guardan estas fiestas, un motivo sin duda para disfrutarlas y descubrir el encanto que en ellas se encierra.
Las fiestas comienzan entre finales de julio y principios de agosto en honor de San Cayetano. Más de una semana cargada de emociones y numerosas actividades que caracterizan aun más si cabe a esta singular pedanía.
Tanto antiguamente como en la actualidad, en las semanas anteriores al comienzo de las fiestas se prepara la verbena. La Comisión de Fiestas compra el papel de colores, el hilo o alambre y los jóvenes confeccionan los adornos. La costumbre era, y sigue siendo, colgar la verbena en vísperas y que durante toda la noche la gente suba al campanario para repicar las campanas, volteándolas a mano e intentando hacerlo lo más rápido posible, pues el mayor éxito consiste en ahogar la campana, es decir, conseguir que no suene a causa de la gran velocidad de ésta.
El programa festivo está compuesto por distintas actividades lúdico-recreativas acompañadas de fiesta y gastronomía. También hay campeonato de parchís y petanca, cintas de motos, gran gymkhana, fiesta de la espuma, baile de disfraces, concurso de migas, etc.
La moderna tecnología, el trasvase Tajo-Segura y la abundante mano de obra extranjera, han hecho de la agricultura el motor económico del municipio de Torre Pacheco y también de San Cayetano. Destacan los cultivos de alcachofa, lechuga, brócoli, sandía, melón, pimiento, haba, algodón, almendra, o apio. Existen en la zona pequeñas granjas avícolas, porcinas y bovinas, así como pequeños rebaños de ovejas y cabras.
El Cabezo Gordo es la única elevación de la comarca del Campo de Cartagena. Durante la Prehistoria el clima y, por tanto, la fauna y la flora, eran diferentes, hacía más frío, temperaturas bajo cero en los meses de invierno, llovía más y el arbolado era más frondoso y variado: robles caducifolios, hayas, olmos, etc.
Hoy en día se puede encontrar una variada fauna de pequeñas aves insectívoras como las currucas o los mosquiteros, las culebrillas ciegas y los sapos corredores. Entre la flora abunda el espino negro, el ombligo de Venus, la cosentinia vellea, la orquídea, la coronilla, el muraje, el candilillo, el esparto, el espárrago blanco, el pino carrasco, la curruca cabecinagra, el cornical, caralluma, cabello de monte o cuscuta, aulaga pinchosa, arzolla, ruda y uña de gato.
La gastronomía de San Cayetano se basa en las verduras y hortalizas que se cultivan en sus tierras, con platos comunes a los de las localidades limítrofes del Mar Menor. Destaca el caldero, arroz con pescado y ñoras. Otros platos a destacar son los pescados a la sal, doradas o mújol, los famosos langostinos del Mar Menor o las salazones.
Punto y aparte merecen las migas con tropezones o los arroces con conejo o pollo. De entre los postres destacan las flores y los cordiales de batata en Navidad. Punto y aparte merece el delicioso pastel de Cierva, que comparte con el cercano municipio de San Javier, que se elabora con pollo, huevo duro y azúcar.