Al sur del núcleo urbano de San Pedro del Pinatar se encuentran las viviendas de Las Beatas. Ocupan el territorio a la izquierda de la carretera comarcal que nos lleva a Lo Pagán o al Parque Regional de Las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. El topónimo debe responder al apellido de alguno de los primeros propietarios del terreno. En el siglo XVII los franciscanos fundan una ermita, para dar cobertura religiosa a los habitantes de la zona.
No sería hasta el siglo XVIII cuando esta zona se repoblará, ya que la amenaza pirata en la costa se había prolongado a través de los siglos, haciendo necesario durante el siglo XVI establecer torres vigía en distintos pueblos. Hasta entonces, los propietarios de tierras eran la nobleza y el clero y su explotación corría a cargo de familias de agricultores y ganaderos.
Tras la recuperación demográfica, familias de fuera son las que se establecieron en el lugar después de la adquisición de territorios de secano para su explotación agrícola, terrenos explotados gracias al aprovechamiento de aguas subterráneas utilizadas a través de molinos, aljibes y norias.
Aún cuando el siglo XX trajo fuertes movimientos de emigración, que dejaron abandonada la antigua escuela unitaria, es en la segunda mitad de este siglo y hasta principios del siglo XXI cuando se producirá la expansión de esta entidad de población dedicada a la agricultura de secano, gracias a la reforma de las técnicas agrarias. Esta reforma tuvo lugar tras la llegada de agua del Trasvase Tajo-Segura y la modernización de regadíos. También impulsó este desarrollo el boom turístico que aconteció en la zona, con la creación de puestos de trabajo y el asentamiento de una industria creciente en su polígono industrial.
Lindando con el vecino término municipal de San Javier, Las Beatas queda constituido por unas sencillas casas que conforman un pequeño barrio. El resto del territorio está dedicado a distintas naves y empresas de salazones o escayola, que forman un pequeño polígono industrial compartido con Los Sáez y cercano al Centro Comercial Dos Mares. Asimismo, hacia el interior se pueden encontrar plantaciones en invernadero surgidas en los años setenta y ochenta del pasado siglo veinte dedicadas, sobre todo, al cultivo del pimiento.
Las Beatas alberga en su territorio un pequeño y joven polígono industrial en el que distintos tipos de empresas desarrollan su labor y que lleva el nombre de la población aunque es compartido con terrenos del vecino Los Sáez. Un crematorio, un concesionario de coches, dos edificios pertenecientes a la asociación Aidemar, un vivero o empresas de salazones, son parte de este núcleo de tejido industrial que en un futuro podría ampliarse significativamente. Hacia el interior de estos parajes se puede encontrar una fábrica de placas de escayola e invernaderos dedicados al cultivo del pimiento y los tomates.
La cocina de Las Beatas se caracteriza por el peso de la artesanía de las salazones, tan presente en este paraje por la instalación de industrias de manufactura y venta de las mismas. La hueva y la mojama, son entrantes enormemente apreciados en la gastronomía de estos lugares acompañados de unas almendras fritas o unas habas frescas.
En el municipio, como en el resto de la región, se disfruta de un variado surtido de embutidos, ya sean morcones o morcillas, y de platos tan típicos como el zarangollo, la tortilla de habas, o los michirones, servidos también como aperitivos. Como plato principal el rico caldero acompañado de alioli, un exquisito pescado a la sal o un contundente caldo con pelotas.
Entre los postres recetas de repostería, como los cordiales de almendra o los cordiales rellenos de dulce de boniato, el tocino de cielo o la sopa real.
La pedanía se encuentra en una llanura con ausencia de accidentes geográficos significativos. Su terreno es una prolongación de las tierras del Campo de Cartagena. La vegetación se reduce al monte bajo que aún existe en algunos espacios abiertos, generalmente con ejemplares de esparto, además de palmeras, chumberas, pitas, higueras y algún olivo o almendro.
En cuanto a la fauna del lugar, totalmente alterado por el hombre, queda reducida ésta al numeroso grupo de las aves y a los clásicos ejemplos de pequeños mamíferos y reptiles.
Sus vecinos disfrutan de las fiestas que se celebran en San Pedro del Pinatar como las patronales, celebradas en junio en honor de S. Pedro Apóstol, que engloban en su programa una extensa gama de actividades, verbenas de elección y coronación de la Reina, competiciones deportivas, quema de fallas y gala de trovos. El día grande de las fiestas se celebra una Misa huertana y una procesión por las calles de la localidad.
Otras fiestas a destacar se celebran en julio en honor de Nuestra Sra. La Virgen del Carmen, destaca la Ofrenda a la Patrona, con frutos, flores y productos del Mar.