La Cueva-Sima de La Serreta está situada en la margen derecha del río Segura, en una de las paredes verticales del Cañón de los Almadenes y en su interior contiene una de las muestras más significativas de Arte Rupestre postpaleolítico de la Región de Murcia, concretamente dentro de los estilos artísticos esquemático y seminaturalista. Estas representaciones muestran desde escenas de caza con varios équidos, cápridos, cérvidos y arqueros a la carrera, hasta ídolos que pudieron ser el centro de rituales propiciatorios.

   La Serreta tiene alrededor de 35 metros de longitud con salidas hacia el cañón (orientada hacia el mediodía) y a la superficie superior a través de una sima de unos 16 m de altura. Debido a las características físicas de la cueva-sima, se trata de un lugar idóneo para encontrar refugio en tiempos de lluvias o calor intenso, así como para convertirse en un lugar de hábitat si las circunstancias lo requerían. En este sentido las prospecciones superficiales de finales de los años ochenta del siglo XX y las excavaciones más exhaustivas de la década de los noventa, realizadas bajo la dirección de Joaquín Salmerón en 1993 y 1994, demuestran el uso humano de la cueva durante el Neolítico, la Edad de Bronce y las épocas íbera, romana y medieval islámica. Incluso se piensa que algunos útiles líticos se pueden remontar al Paleolítico y Epipaleolítico.

   Durante toda la existencia de la cueva-sima como hábitat parece que la entrada se realizaba por la abertura ubicada en la parte superior de la cueva y se abre a una explanada en la zona alta del Cañón de los Almadenes. La bajada podía realizarse simplemente con la ayuda de las manos y alguna rama de árbol colocada a modo de apoyo, mientras que los animales eran bajados y subidos mediante cuerdas. Este dato lo apoya el hallazgo, en una oquedad del interior de la cueva cercana a la entrada, de una funda de cuerno de carnero que, al parecer, se había roto durante una de estas subidas y bajadas, así como fragmentos de cuerdas de esparto enterradas bajo la sima.

  En esta cueva las filtraciones de agua de lluvia por la parte superior pueden durar hasta una semana tras haber llovido, por lo que no solamente sus pobladores tenían el agua del Segura sino que contaban con el agua de lluvia que recogían en el interior de la cueva incluso varios días después de precipitaciones en la zona. En definitiva, un abrigo de las inclemencias del tiempo, un lugar de hábitat, un centro artístico y en la actualidad un punto cultural donde sentir y dar a conocer el pasado más lejano de Cieza.