El Museo de la Catedral de Murcia está ubicado en lo que fue el viejo claustro gótico de la Iglesia Catedral de Santa María, edificado en tiempos del obispo Peñaranda (1337-1351). Anteriormente había ocupado la sala capitular y el lado meridional del claustro antiguo del siglo XIV. Al anterior museo se le ha añadido una planta que estaba destinada a viviendas de los canónigos. El edificio sufrió hasta finales del siglo XX diferentes actuaciones, como creación de entreplantas, escaleras de acceso a ellas o las viviendas de los canónigos. Estas obras ocultaron gran parte de la construcción primigenia. La rehabilitación del edificio sacó a la luz restos arqueológicos islámicos, pinturas murales en los paramentos y bóvedas, así como las arcadas góticas del primitivo claustro. Entre los frescos destaca el que tiene como tema 'La Jerusalén celestial'. En la actualidad, el visitante puede observar buena parte de los hallazgos, lo que facilita tener una idea más clara de la evolución de la arquitectura del templo y ver los diferentes materiales de construcción empleados, como distintos ladrillos o tipos de enlucido. Todo el espacio museístico es un marco arquitectónico excepcional en el que se exponen más de un centenar de obras de arte.

Planta baja

     La entrada del museo es peculiar. Se realiza recorriendo una pasarela de madera y cristal que permite ver los restos arqueológicos del subsuelo, parte de una residencia musulmana de los siglos XI y XII y de un sector de la sala de oración de la mezquita del siglo XIII. El primer objeto que se puede admirar en el vestíbulo es la Campana Mora y, a continuación, el 'Sarcófago romano de las musas' del siglo III, que en 1552 fue utilizado para enterrar a Gil Rodríguez de Junterón. En esta primera sección llamada 'El culto y el eterno descanso', en la que el hilo conductor es la Capilla como centro de la celebración litúrgica, se pueden contemplar los siguientes retablos: 'La Virgen de la leche', de Bernabé de Módena, retablo de finales del siglo XIV; 'El retablo de Santa Lucía', de Bernabé de Módena, y el 'Retablo de San Miguel'.

     A continuación está expuesta el 'Arca del monumento de Jueves Santo', la sillería de la Sala Capitular del siglo XVIII, algunas vestimentas litúrgicas y la Custodia del Corpus de 2,25 metros de altura, fabricada en Toledo por Antonio Pérez de Montalvo en el año 1678. En el centro de la Sala Capitular queda expuesto un facistol donde se colocaban los grandes cantorales que se podían leer desde la sillería. También se pueden admirar varias esculturas como una 'Piedad' de finales del siglo XV, de autor desconocido y una escultura de 'San Cristóbal'. Como elemento arquitectónico singular se conserva un arco de herradura de la antigua Mezquita. También pueden observarse en los antiguos sillares las marcas con las que los canteros identificaban las piedras que tallaban.

Planta superior

     En esta planta superior pueden contemplarse de cerca las arcadas góticas del antiguo claustro. Hay expuestas un número mayor de obras que en la planta baja y están agrupadas en 11 secciones temáticas, éstas son: 'La devoción y el decoro del templo', 'La contrarreforma y su repercusión en el arte cristiano', 'Los cuatro jinetes del apocalipsis', 'Los Fajardo', 'El obispo Belluga y la lealtad a Felipe V', 'Nuevos testigos cristianos', 'Devociones marianas', 'Grandeza de la mitra', 'Murcia, ciudad de las doce puertas', 'Alfa y omega' y 'El triunfo de la fe'.

     Entre el extenso número de piezas expuestas -lienzos, esculturas, orfebrería, vestiduras, relicarios- hay algunas que destacan especialmente. Se pueden contemplar dos obras de Francisco Salzillo, 'San Jerónimo penitente', de 1755, una de las mejores obras de la imaginería española, y el 'Medallón Virgen de la Leche', un relieve de estructura piramidal en el que aparecen la Virgen, el Niño Jesús y un pequeño San Juan. Hay varias piezas de orfebrería entre las que sobresale 'La custodia de las espigas', del siglo XVIII y que queda expuesta junto a la parte superior de la portada gótica de La Anunciación. Los lienzos, de principios del siglo XVI, pintados por Fernando de los Llanos y titulados 'Desposorios de la Virgen' y 'La Adoración de los pastores' son de gran belleza. Son también singulares los 'Bustos relicarios' como el de 'San Prisciliano', así como los bustos de 'San Pedro' y 'San Pablo'.