El topónimo de Vite, en la Sierra de Ricote, es conocido a mediados del siglo XIX, lo que indica que quizás este paraje se vería poblado en un período relativamente tardío, si bien nunca mantendría una población elevada. Vite mantiene hoy día un entorno dedicado al cultivo de secano, en concreto al de almendros, pero algunas de las casas que motean todo el paraje no son ya más que segundas residencias de descanso. Ya que el paraje pertenece al Campo de Ricote, la actividad de esta parte del municipio estuvo siempre ligada a las labores de una agricultura extensiva y de monocultivos, además de tierras de pasto. La población de Ricote se concentró en las áreas cercanas al río y su valle.
Las primeras menciones al Castillo de Ricote son del siglo IX. Durante la época medieval fue uno de los enclaves más importantes de la Kora de Tudmir, unidad administrativa creada en el territorio murciano tras la invasión de las tribus árabes. El valor estratégico de este hisn fue muy importante y ha quedado recogido en documentos históricos. La fortaleza vivió dos revueltas importantes, la de finales del siglo IX contra la dominación omeya, y la de 1227, año en el que el líder Aben Hud se alzó contra el poder almohade, logrando la conquista de todo el territorio murciano. Con el Tratado de Alcaraz de 1243 Ricote cayó bajo la soberanía de la Corona castellana. Más tarde Sancho IV entregaba la Rikut a la Orden de Santiago.
Durante la Edad Moderna los mudéjares o moriscos, encargados del cultivo de las tierras, optaron por la progresiva conversión, pero los mudéjares pasaron a ser moriscos, conservando parte de sus tradiciones y manteniéndose en una comunidad apartada de los cristianos viejos. La comunidad morisca, una de las más populosas de la Península, fue expulsada finalmente, aunque en el caso del Valle de Ricote esta expulsión se pospondría hasta el año 1618.
Durante los siglos XVII y XVIII cambió sustancialmente la situación de Ricote. La familia Llamas aprovechó la venta masiva de terrenos durante los procesos que intentaron repoblar la zona y se hizo con buena parte de las tierras de labor. Dada esta situación, la Orden de Santiago se limitaba a recibir las aportaciones monetarias de la familia, que se había convertido en gran arrendadora. La situación solo cambiaría de manera radical en el siglo XIX, cuando el proceso desamortizador del Estado pondría una buena parte de las numerosas propiedades eclesiales a la venta para nuevos compradores.
Es una zona agroforestal de población dispersa en la que la actividad agrícola se limita básicamente al cultivo, en secano, de almendro y de olivo. Las explotaciones están constituidas por pequeñas parcelas, la inmensa mayoría de menos de dos o tres hectáreas, dispuestas en terrazas en la ladera de la sierra. Esta economía basada esencialmente en la agricultura de secano está en cierto declive debido principalmente a la escasez de agua, los bajos rendimientos y los altos costes de producción. Esto provoca que los agricultores necesiten desarrollar actividades complementarias en otras localidades para mejorar su renta familiar. La agricultura ecológica podría ser una solución para reactivar en cierta medida la economía en estas áreas rurales donde las condiciones climáticas limitan mucho las posibilidades de la agricultura.
También ofrece buenas perspectivas el llamado turismo agroecológico. Es un modelo empresarial destinado a mantener y potenciar la actividad agraria respetando siempre el entorno y la forma de vida en estos núcleos rurales.
Vite, enclavado en plena Sierra de Ricote, en su ladera norte, disfruta de un paisaje abrupto en el que el Barranco de Vite, que cruza la localidad de sur a norte y desagua en la Rambla de Charrara, es uno de los elementos más significativos del relieve.
La vegetación natural que domina la sierra está constituida por pinares de pino carrasco (Pinus halepensis) con algunas manchas de carrascal. En las áreas más rocosas aparecen los sabinares de juníperus phoenicea y los lastonares. En el sotobosque abundan el romero, el tomillo, el espliego, la coscoja, o el lentisco. En la zona de campo, fuera de la sierra, el paisaje lo componen fundamentalmente los almendros a los que se unen algunos olivos y también algún viñedo.
En cuanto a la fauna destacan especialmente las aves rapaces que pueblan la Sierra de Ricote, el búho real y el halcón peregrino son, por su delicada situación como especies en peligro de extinción, las más singulares junto con las águilas o el azor. Estas rapaces encuentran buena parte de su alimento en la diversa fauna que habita en las zonas de cultivo como perdices, roedores y otros mamíferos.
La gastronomía en Vite comparte con el resto del municipio sus características de cocina mediterránea. Platos de elaboración sencilla elaborados con los elementos al alcance de los habitantes de esta zona rural alejada tradicionalmente de los grandes núcleos urbanos. Estas poblaciones siempre se han surtido de los productos vegetales cultivados en sus tierras, de sus animales de granja, de la caza y de las conservas (hortalizas, aceitunas, confituras, etc.), el autoabastecimiento es, en definitiva, una de sus señas de identidad.
Entre los platos más conocidos y representativos podemos nombrar los guisos de carne como los estofados de gallina, pollo o perdiz, los asados de cordero o cabrito, los potajes de legumbres, los arroces, secos o caldosos, como por ejemplo el arroz y conejo o el arroz y alubias. Muy populares son también los michirones o las migas. Todas estas preparaciones tienen un buen acompañamiento en el vino de Ricote, vino de elaboración artesanal por excelencia.
La repostería tiene buenos representantes también en muchos dulces preparados con almendra, tan abundante en estas tierras y tan versátil. Incluso los garbanzos se convierten en un dulce por estos lares.
En Vite nunca ha habido fiestas patronales propias, pero sus vecinos se han trasladado al pueblo de Ricote para poder disfrutar de las mismas, siendo las más populares las celebradas en el mes de enero en honor del patrón, San Sebastián, fiestas llenas de eventos y actos religiosos muy seguidos por sus habitantes.