No existen datos que nos refieran la Historia del paraje de Las Lomas. Debemos remitirnos a la Historia del municipio. Si recordamos el Castillo de Ricote, conocido como al-Sujayrat o Castillo de los Peñascales, se nos hace evidente que Ricote era un enclave de gran importancia para los pobladores musulmanes. El valor estratégico de esta fortaleza fue muy relevante y ha quedado recogido en documentos históricos de época medieval. La fortaleza vivió dos revueltas importantes, la de finales del siglo IX contra la dominación omeya y la de 1227, año en el que el líder Aben Hud se alzó contra el poder almohade, logrando la conquista del territorio murciano, que estaría bajo su mandato durante diez años.
En 1284 Sancho IV donaría Ricote a la Encomienda Santiago, como pago del apoyo recibido por ésta en distintas acciones bélicas y en el proceso que lo ayudaría a conquistar la Corona castellana. La administración de la Encomienda de todo el territorio de Ricote es clave para entender su Historia. A pesar de los cambios en las grandes familias de propietarios de municipio, estas familias, como la de los Llamas, en plena Edad Moderna, estarían obligadas a pasar parte de los tributos y arriendos a la Encomienda, situación que minaría el desarrollo de estas geografías, siempre sometidas a latifundistas.
Durante la Edad Moderna el valle de Ricote viviría de manera significativa uno de los episodios históricos más destacados del período moderno de la Historia de España, la expulsión de los moriscos. Pese a la conversión obligada de los musulmanes que quedaron en el territorio tras la Reconquista de Granada en 1492, los mudéjares o moriscos no se integraron enteramente en la realidad social de los cristianos viejos, existiendo una división muy aguda entre ambos ámbitos sociales y evidentes reticencias, especialmente en algunos párrocos del valle y autoridades, que denunciaban una situación de inseguridad y faltas de respeto continuas a lo cristiano. La solución expeditiva de Felipe II, la expulsión de todos los moriscos de España se pospondría en Ricote hasta 1614, ya que para tierras como las ricoteñas suponía un agravio en el trabajo agrícola de sus tierras, trabajo realizado mayoritariamente por la comunidad morisca.
Hasta el siglo XIX, con las desamortizaciones del Estado, especialmente la de Madoz, no se libraría Ricote del dominio de la Encomienda, y a pesar de esta nueva configuración de propietarios en el agro de la Península, los lotes subastados solo permitirían finalmente que nuevos latifundistas se hicieran con los cultivos. Los comienzos del siglo XX dibujan la vida rural de un municipio dedicado a las labores agrícolas y al cultivo del esparto, una de las industrias florecientes de Murcia, además de la vid, el olivo y algo de cereal.
Las Lomas se encuentran en un medio rural y su economía se basa fundamentalmente en la actividad agrícola. Una agricultura en cierto declive sustentada casi exclusivamente por el cultivo del almendro en secano. El almendro de secano es un cultivo con muy bajos rendimientos y tiene que enfrentarse a la competencia de los cultivos de almendra de regadío -con producciones mucho mayores y, por tanto, menores costes de producción y mayor rentabilidad- y a las altas cantidades de almendra importada por España. Estos factores influyen decisivamente en el abandono de un cultivo que tiene un gran valor ambiental y paisajístico en estas zonas tan áridas.
En Ricote el 90% de las tierras de cultivo son de secano, son tierras pobres en recursos hídricos en las que el almendro se muestra como el cultivo mejor adaptado, ocupando más del 65% del terreno dedicado a los cultivos leñosos del municipio. El cultivo ecológico y el agroturismo son dos posibilidades que se ofrecen para reactivar la economía de estas zonas rurales.
La gastronomía en el campo de Ricote es la tradicional de las zonas rurales, ámbitos en los que la población dispersa y alejada de las ciudades tenía que ser autosuficiente. Las materias primas que aparecen en sus elaboraciones típicas son los cereales (el pan fundamentalmente de harina de trigo, aunque podían utilizarse otras harinas como la de centeno), el aceite de oliva como grasa principal junto con la manteca de cerdo, las legumbres, los huevos, las hortalizas y algunos vegetales, muchos de ellos en conserva. Ejemplos de los platos típicos del lugar son las migas con tropezones, en las que se combinan los embutidos con la harina o con el pan, los michirones, el arroz y alubias o el caldo con pelotas.
No puede dejar de nombrarse en este apartado al vino de Ricote, elaborado artesanalmente en bodegas familiares es un vino que por su graduación, color y aroma posee un carácter propio y buen acompañante de muchas de las comidas típicas de la región.
El núcleo rural de Las Lomas está ubicado en medio de una zona rodeada de relieves abruptos y poco poblados de vegetación. Cabezos, collados, ramblas y barrancos de la Sierra de Ricote conforman su paisaje. Destaca la Rambla de las Multas que nace en la misma Sierra de Ricote, desemboca en el Río Segura y cruza las tierras de Las Lomas de suroeste a nordeste.
Los campos de almendra dominan esta zona árida del campo de Ricote que contrasta con los pinares de pino carrasco (Pinus halepensis) de la contigua sierra. Hay que resaltar su importante valor como conservadores del paisaje y medioambiente.
Entre la vegetación natural de esta pedanía predomina el monte bajo y el matorral con especies como la coscoja, el lentisco, la retama, el esparto, el romero, etc. En las ramblas y barrancos abundan adelfas, taráis y otras comunidades de vegetación halófila.
Los vecinos de Las Lomas se unen a los de Ricote para las celebraciones patronales de enero, en honor de San Sebastián, que siempre culminan con una procesión por las calles del pueblo con la imagen del santo.
Elección de reinas y damas de la fiesta, chocolatadas, concentraciones de motor, juegos tradicionales y música todas las noches, son algunas de las distracciones que conmemoran al santo patrón.