Tras la decepción sufrida en enero de 1878 por falta de banda, para realizar diversos festejos, las gentes de Molina decidieron formar una propia y, tras muchas idas y venidas, por fin a finales de septiembre de 1879 nació una sociedad musical en la localidad.  Los músicos compraron sus propios instrumentos pero no tenían uniforme, por ello propusieron al alcalde que, con vistas a las fiestas de la Consolación, en octubre, los fondos que se obtuviesen de la venta de las entradas a las corridas de novillos, se empleasen en costearlos.  Los músicos se ofrecieron a pagar el acondicionamiento de la plaza para las corridas, evento que atraería más puestos, visitantes y forasteros.  No sabemos si al final lograron su propósito o no ya que al terminar las fiestas patronales se produjo la terrible riada de Santa Teresa y todos los molinenses tuvieron que arrimar el hombro. 

    En junio de 1890 por fin con la banda bien pertrechada, el ayuntamiento nombró como director de la misma a Miguel Fernández Ibáñez, acontecimiento por el que deducimos que aunque nació de forma independiente, para entonces había sido municipalizada, llevando en su trayectoria once años de funcionamiento más o menos estable. En años sucesivos esta banda inauguró las fiestas patronales, acontecimiento cultural del que la Prensa se hizo eco en 1895, 1896 y 1898, mencionando especialmente la magnífica ejecución de sus pasodobles.

    En marzo de 1898 es nombrado director de la banda de música Antonio Galván Flores. Hasta ese momento actuaba en la compañía teatral de su hermana Pura, como músico. Con ella había actuado en Molina y La Ribera de Molina desde 1895. Dos años estuvo en el puesto, ya que a comienzos de 1900 se traslada a Catral (Alicante), a dirigir su banda. Meses después se casaba con Carolina Giménez, maestra de Santomera.

    Sin embargo, como todo en este mundo “pasa”, también esta banda debió desaparecer ya que sabemos que en las fiestas patronales de 1900 actuó la Banda de la Casa de Misericordia y en  mayo de 1902 el ayuntamiento se vio precisado a contratar otra banda de música para celebrar un Te-Deum por la mayoría de edad del rey Alfonso XIII.

    En 1904 los componentes de una nueva banda pedían al conde de Heredia-Spínola que les sufragara el uniforme, cosa que su director, José López, consiguió que en octubre de 1905 se redactara su reglamento. En 1906 ya actuaba en las fiestas de octubre, dedicadas a La Consolación. En 1907 el director de la banda municipal era José María González que animaba las fiestas y las exhibiciones de los globos aerostáticos. 

    A finales de 1925 se jubilaba el director de la banda, José Mª Pujante, que sería sustituido pasados los meses por José González Hernández. En 1941 la banda local de la Central Nacional Sindicalista, de Educación y Descanso, la dirigía Antonio Raya Martínez, miembro de una saga familiar de músicos. (Previamente estuvo en una banda militar de Cartagena y dirigiendo la banda de Pozo Estrecho, en 1935). Llegó a Molina recién casado con Dolores Martínez Angosto. Será seguido en la dirección por Raimundo Rodríguez Hernández en 1943, procedente de la banda de Caravaca, Ricardo Hernández y Antonio Villa Vidal en 1950, este dirigía la denominada banda de Educación y Descanso en 1959.

    En 1984, tras veinticinco años de silencio, renacía la banda de Molina, bajo la dirección de César Ausejo Fernández, que procedía de la dirección de la banda de Cieza. Nacido en Pamplona en 1947, terminó la carrera de piano con sólo dieciséis años, ampliando estudios en Zaragoza, Francia, Suiza y Alemania. La banda de Molina nació con sesenta y cinco músicos, de los cuales seis eran mujeres. Se presentó en el cine Consu.

    Más recientemente la banda tuvo como directores a Miguel Torres Castellanos (1986), de Liria; a Antonio Meca García (1993) procedente de la dirección de la banda de Lorca y a Alejandro Zamorano Lucas (2003), natural de Cieza.

Ricardo Montes