Calabardina

Es en la década de los sesenta cuando Manuel Coronado comienza su periodo de enriquecimiento cultural y realiza sus primeras manifestaciones pictóricas de relevancia.

Entre 1965 y 1967 viaja por distintos países europeos, residiendo temporalmente en Mikonos, Roma, Atenas, París y Londres. Es entonces cuando descubre, a través de una intensa investigación plástica, el arte antiguo y clásico, la pintura de Turner y Constable y el Impresionismo.

Después de regresar a España expone en Mallorca, apoyado por el pintor Xam ¿Pedro Quetglas- y Pilar Vitienes. En 1968 recibe del Ayuntamiento de Mahón el primer premio de Escultura y primera medalla de Acuarela. Ese mismo año realiza nuevas exposiciones en Murcia y en Zaragoza (Sala Libros).

Exposición en Nueva York

La década de los setenta marca paulatinamente la expansión de un artista que va abriéndose paso en el mercado del arte a través de importantes exposiciones temporales, muestras colectivas, menciones y prestigiosos galardones como el premio UNICEF de Madrid. Su obra está presente en la Galería Latina (Estocolmo), Galería Petit (Londres), Galería Nipence (Barcelona), Galería de Arte Punto (Valencia), Sala Mauro de Santander, Sala Windsor de Bilbao, Picasso de San Sebastián, Tagra de Burgos, etc., pero sin duda será la exposición colectiva en la Sala Española de la Quinta Avenida de Nueva York, junto con un grupo de representantes de la vanguardia española, una de la más impactantes para el joven artista.

En 1970, después de una exposición en El Ateneo de Madrid, recibe el Premio de la Crítica y la Beca de la Fundación March. Después viaja a Italia, en donde reside compaginando el trabajo de exposiciones (Galería Beduina de Roma, Gianicolo de Perugia y Umbría de Regio di Calabria) con su investigación sobre el Renacimiento, basada en el Quatroccento. Tras una magnífica exposición en Milán, regresa a España para recibir los premios ¿Ciudad de Murcia¿ y ¿Línea de las Artes¿ en 1972. Tres años más tarde le conceden el premio ¿Ciutat de Palma¿.