Calabardina

El sector turístico es el motor de desarrollo de Calabardina. El turismo es el resultado de todo un sector servicios que aporta todos los elementos necesarios que precisan los visitantes, áreas comerciales, hostelería, centro de salud, así como empresas dedicadas a actividades lúdicas como el buceo. En Calabardina son varios los clubes dedicados a esta última actividad deportiva que aprovecha el reclamo de la riqueza de los fondos marinos de las calas de su costa.

Las playas de Calabardina tuvieron hasta mediados del siglo XX una importante actividad económica centrada en la Almadraba, un arte de pesca practicado en buena parte del sureste español.

Esta técnica pesquera aprovecha las migraciones de especies como el atún, que tras un largo viaje desde el atlántico va a desovar a las aguas cálidas del Mediterráneo. Se extienden las redes con los barcos de pesca y se consigue que caigan en ellas los peces. Este arte también se practicaba en municipios vecinos como el de Mazarrón, por lo que terminada la temporada en Calabardina los pescadores podían trasladarse a otros puntos, como La Azohía, para continuar temporadas de pesca más tardías.

Junto a la pesca, la agricultura también formó parte de la economía de la villa. Hoy día todavía se cultivan en las zonas prelitorales de Calabardina algunos almendros y olivos, aunque la agricultura intensiva de invernaderos es la más dinámica. Así el cultivo de tomates y pimientos, muy extendido en Águilas, también tiene su lugar en Calabardina.