La cuenca del río Luchena conserva en la actualidad una gran parte de su carácter ancestral, pulido por los agentes del clima y la erosión, pero sin apenas transformación desde la Edad Media gracias a las escasas agresiones de un medio agrícola casi abandonado y apenas roturado por cultivos de cereal.

Nacimiento

El Luchena era un río subterráneo que se adscribía a la cuenca hidrográfica de la sierra de María y brotaba en Topares (Almería). En la actualidad nace en el acuífero Pericay-Luchena, dos kilómetros al sur de la presa de Valdeinfierno. Tras un tortuoso barranco emergen los Ojos del Luchena, caudalosos y cristalinos.

Elementos naturales constitutivos del paisaje

Rodeada por Sierra Espuña al Este, la Sierra del Madroño al Norte, la Sierra del Gigante al Oeste y la Sierra de la Torrecilla al Sur y rellena de margas y areniscas, su red hidrográfica ha dejado un territorio donde abundan los barrancos, las ramblas o las cárcavas. Como contraste, el cauce del Luchena que, aunque desaparecido en sus primeros kilómetros, salpica de vegetación de ribera su tramo medio y la desembocadura en el pantano de Puentes. También aparecen bancos calizos que por su morfología apenas se han visto afectados por la erosión de la red hidrográfica, formando taludes sin apenas vegetación que resaltan en el paisaje. Así contrastan las tierras con pequeños rodales de pino carrasco entre la vegetación dominante de matorrales, atochares, romerales y tomillares.

La buitrera del Cerro de los Machos

La buitrera del Cerro de los Machos es una cumbre redondeada que alcanza los 1.204 metros de altitud y baja en una rápida caída hasta el Estrecho de Luchena.

Este espacio destaca por la densidad de su bosque, sus paredes verticales y por ser hábitat del buitre leonado, una especie extinta en la Región de Murcia que gracias a pequeños grupos de personas interesadas en su introducción y la Dirección General del Medio Natural, que hicieron posible en 1995 que la primera colonia de esta especie fuera creciendo y asentándose.

LIC Lomas del Buitre y Río Luchena

El LIC o Lugar de Interés Comunitario de Lomas del Buitre y Río Luchena acoge dos espacios o paisajes muy diferentes entre sí. Por un lado el río, ecosistema fluvial, y por otro las lomas y cerros cercanos donde el agua brilla por su ausencia. No obstante existe un rasgo común para los dos, la aridez del marco general en el que se encuentran.

El LIC comienza en el paraje conocido como Ojos del Luchena, ajustándose al cauce del río y, tras un recorrido sinuoso, cierra sus límites junto al Cabezo Negro.

El paisaje de las lomas y el río dentro del LIC se puede dividir en cinco ambientes diferentes que conviven en armonía: el pinar de las caras Norte, los roquedos, los matorrales de ladera, los cultivos y los ríos y ramblas.

Usos del ser humano

El ser humano ha habitado la cuenca del Luchena desde el Paleolítico. Así desde los primeros pobladores del Cerro del Buitre hasta los castillos medievales se percibe que todo el espacio ha tenido una gran importancia estratégica, ganadera y agrícola.

En lo relativo a las labores agrícolas de la zona y que condicionan y determinan las características del paisaje destacar los campos de cereal, principalmente en los llanos y piedemonte, a relativamente poca distancia del río. La práctica totalidad de ellos son de secano como los cereales avena y cebada, dándose también el almendro y algún olivo.

Además, el paisaje queda modificado por explotaciones ganaderas intensivas, principalmente porcinas y avícolas, que se han instalado aquí en las últimas décadas y que han sustituido a los antiguos cortijos, corrales y veredas del entorno. No obstante aún se conservan algunos ganados de oveja y cabra.