Roche, pedanía del municipio de La Unión, se encuentra a unos dos kilómetros y medio del municipio.

Saliendo del casco urbano de esta localidad nos encontramos la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, patrona de Roche.

Hoy nos encontramos con una Iglesia de pequeño tamaño, con forma de crucero irregular, es decir, un lado es más ancho que el otro, y en el centro del crucero aparece una cúpula, sin ornamentación, enyesada en blanco.

Al acceder, en su lado izquierdo vemos una pequeña hornacina, donde se sitúa la imagen de Santa Rita; si continuamos hacia el interior, hacia la mitad de la Iglesia, y en el lado derecho aparece un arco en cuyo interior se deposita un Cristo de Medinaceli de un metro de alto, una imagen del Nazareno, y un San José y el Niño Jesús de muy pequeño tamaño.

En el fondo izquierdo del crucero, se sitúa un altar con la imagen de la Purísima Concepción, y enfrente un Sagrado Corazón, La Virgen del Carmen y la Milagrosa.

La fachada exterior, de aspecto muy sencillo, destaca por la combinación de colores, predominando el blanco sobre el naranja oscuro, utilizado para rematar la parte superior de la fachada y la pequeña espadaña en lo alto, también para enmarcar el portón de entrada de madera y metal.

Lo más destacable de esta fachada es el escudo que sobre la puerta se sitúa, conservado de la primera ermita, se trata de un escudo heráldico de linaje, atribuido a Don Antonio López Oliver, Conde de Roche.

Historia

La Iglesia que hoy encontramos procede de la reforma y ampliación llevada a cabo en 1908 por el contratista Don Pedro Marín, año en el que también se convierte en Rectoría, sabemos que con anterioridad se ubicó aquí una pequeña ermita del siglo XVIII.

Esta debía ser de reducidas dimensiones, aunque parece que poseía un amplio atrio con poyetes, donde se congregaban los vecinos para celebrar desde las fiestas populares del pueblo, hasta convertirse en lugar de reunión  de los lugareños para dilucidar los problemas internos ante un ¿Tribunal Popular de Justicia¿.

En tiempos de la trashumancia la ermita servía de apostadero, y descanso para las reses y los pastores, que por allí pasaban. Este era lugar de paso obligado, ya que estaba dentro de una de las Veredas Reales que se establecen en el año 1729. Debido a ello había en la puerta de la ermita un pozo concejil, que aún hoy podemos contemplar, el antiguo abrevadero desapareció. Desde aquí los pastores se dirigían a los pastos de la zona del valle de Escombreras.