Altar Mayor de la Ermita de S. José de Coy (Lorca) [Ermita de San José de Coy]
Altar Mayor de la Ermita de S. José de Coy (Lorca)

  Tenemos noticias de Coy en diversos episodios posteriores a la Reconquista del territorio por el Rey Alfonso X, si bien  se trata de noticias que documentan a la actual Diputación como una más de las plazas fuertes del Rey castellano dentro del extenso y muy apreciado territorio lorquino. Cuando en 1266 ondea ya el pendón castellano en la multitud de fortalezas que se extendían por Lorca, sabemos que en Coy vivían entre 15 y 20 familias moras, lo que indica que las cualidades naturales de su territorio favorecían el establecimiento y desarrollo de la zona.

  Coy vuelve a aparecer en documentos de los siglos XIII hasta el XVIII, siendo una de las áreas que gozó de gran aprecio por sus distintos administradores, ya que tuvo varios señores como propietarios, entre ellos el hijo del infante Juan Manuel, Sancho Manuel, durante el siglo XIV. Las minas de plata y plomo fueron un recurso muy requerido durante varios siglos hasta su total agotamiento.

  En 1722 fue construida la actual ermita dedicada a San José, si bien su primera advocación fue la de San Antonio Abad, debiéndose  la construcción  al interés del cardenal Belluga. Por los mismos años Coy formó parte del mayorazgo de los Riquelme. Posteriormente, en torno a 1770 esta zona se integraría en un proyecto de colonización de tierras altas, que aún quedaban por labrar, detentadas por grandes familias de terratenientes.

  Esta dependencia de las tierras de Coy de la administración de sus propietarios hipotecó de alguna manera su futuro. Durante el siglo XIX los campos de la Diputación siguieron inmersos en una economía de subsistencia, y durante el XX la falta de desarrollo de infraestructuras de comunicación determinó la despoblación del territorio. Hoy día, Coy aprovecha sus tradiciones y entorno natural para ofrecer un lugar de descanso a sus visitantes, al tiempo que reconstruye poco a poco sus centenarias fachadas, con la aspiración de dar a conocer su secular patrimonio.