Estación Enológica de Jumilla [Jumilla 30]
Estación Enológica de Jumilla
Fabrica de esparto [Jumilla 30]
Fabrica de esparto

    Malos años fueron los treinta para la economía jumillana. Ya había comenzado el año de 1931 con una orden del Ministro de Economía cerrando temporalmente la Estación Enológica de Jumilla, tras treinta años de buen funcionamiento, para abaratar gastos, dejando sin análisis ni asesoramiento a toda la comarca. La ya denominada Estación de Viticultura y Enología de Jumilla había realizado, en 1930, unos 9.000 análisis en muestras de tierra, vino, abonos y aguas, atendiendo además cerca de 2.500 consultas.

    La crisis de trabajo comienza a hacerse más patente a partir de julio de 1931. El ayuntamiento comienza a moverse en este sentido solicitando 50.000 ptas. al Ministerio de la Gobernación para arreglar el camino a Santa Ana, para solucionar, en parte, el paro existente. También autorizan a cortar pinos en el municipio. Esta medida acabará con miles y miles de árboles en estos años. Para colmo, la escasez de lluvias dejó los campos secos, las vides perdidas y no se preveía cosecha de aceituna.

    El Estado acabó invirtiendo 25.000 pesetas en el camino de Santa Ana, pero al tiempo la situación agrícola se hizo angustiosa por una huelga de camiones y automóviles en mayo de 1932. El problema estaba en los jornales para recolectar las mieses.

    En 1931 se creaba la Asociación Mercantil e Industrial, siendo su primer presidente Argimiro Bernal Martínez, al que sustituyó, en 1932, Francisco Guirao Sánchez.

    Para 1933 la situación agrícola se tornaba angustiosa ya que en julio caía un pedrisco y el mildiu y la filoxera atacaban a la uva. Por otra parte, faltaba agua para los regadíos, por lo que el alcalde, Diego Abellán, contrataba los servicios del ingeniero de minas, Luis Lafont, a fin de que estudiara las condiciones hidrológicas del municipio y se realizaran obras de alumbramiento de aguas subterráneas. En esos momentos ya existían 25 pozos.

    De nuevo nos encontramos con problemas de paro en 1934. De hecho el alcalde, acompañado de representantes de diversos organismos, visita al gobernador con el fin de pedir la realización de obras públicas que dieran trabajo, en especial con arreglos de la carretera de Jumilla a Yecla.

    Pese a los problemas de 1931, la Estación Enológica había vuelto a funcionar, estando dirigida por Agustín Navarro Chulpí. Al tiempo, la Asociación Mercantil, inauguraba un nuevo local, en la calle Cánovas, ocupando el lugar que ocupaba el café Liberal, y lo hacía celebrando un "baile de sociedad".

    En junio de 1934 la agricultura vive días revueltos, con huelgas de hiladores, cribadores de esparto, produciéndose diversos actos de violencia con incendios de mieses y arrancando cepas de vid.

    Otro problema subyacente sale a la luz este año, gracias a la denuncia del Sindicato de Agricultores. Denuncia a la Cámara Agrícola y a la Asociación Mercantil por amparar la compra de vinos manchegos para realizar mezclas, lo que perjudicaba a la producción propia. Uno de los defensores del vino propio era José Molina Herrero.

    También se denuncian las desproporcionadas talas de pinos en los montes comunales y que ya se estimaban en medio millón de árboles y que compraban serrerías como las de Juan Castaño, de Yecla.

    Para febrero se adjudica la recogida de los espartos de los montes comunales a José Sánchez Cerezo, por 35.020 pesetas, pese a todo el paro se ceba con acentos de hambre. Pero la recogida de esparto se paga mal y un conato de huelga acaba con incendios de este producto en el Mollar. Para colmo, la falta de agua hace que no se plante nada en las tierras comprendidas entre el Carche y la Pila. Ese mes de septiembre de 1935 acaba con huelga de esparteros, piquetes e incluso reuniones clandestinas, con diversos detenidos.

    A partir de septiembre de 1936 la producción agrícola jumillana dio un golpe de timón al constituirse el Comité Agrícola, que se iba a ocupar de dirigir y ordenar el tema. La producción se colectiviza y nacen las cooperativas. Dicho comité será quien realice las peticiones de simientes, abonos o combustible. También ocupará las fincas abandonadas y las pondrá en explotación; realizará el censo de agricultores. Nacen así seis cooperativas de producción, ligadas especialmente a la UGT, aunque también existieron otras ligadas a la CNT y al Sindicato El Progreso. En total, para 1938, controlaban 4.012 hectáreas de explotación agrícola. Las incautaciones de fincas se realizaron entre los huidos o desafectos al régimen, superando las 10.200 hectáreas. Entre los expropiados destacarán José Piñero Cantos, Juan March Ordinas, Pérez de los Cobos, herederos de Isidoro Molina, Bernal Santos y Spuche Lacy. También se requisaron las bodegas de Guardiola Porras y Bernal Quirós.