Dos municipios son los que se reparten las ochocientas hectáreas del Parque Regional de las Salinas y Arenales, son San Pedro de Pinatar y San Javier, la mayor parte de esta superficie, la zona terrestre y, sobre todo, los estanques salineros, corresponden a San Pedro del Pinatar.
Al final de este se sitúan, junto a la maquinaria de explotación actual, las antiguas instalaciones salineras.
Tradicionalmente, estas construcciones obedecen a un mismo patrón de edificación, respondiendo también a un mismo origen. los modelos constructivos que se emplean son aquellos que responden mejor a las necesidades de sus propietarios, suponiendo ello, casi siempre, que estas viviendas han de ser al mismo tiempo, casas para la familia e instalaciones para el desempeño de sus labores agrícolas.
Suele tratarse de construcciones muy modestas, con un esquema longitudinal, un gran patio central que, además de articular la construcción, establece la separación entre los espacios domésticos y los de labor.
Descripción
Los espacios internos de estas casas salineras no suelen ser muy amplios, ya que la mayor parte de la actividad se desarrolla al aire libre.
Existen gran número de estancias, necesarias para albergar a los propietarios salineros , las cuadrillas de trabajadores contratadas, los aperos de trabajo y, finalmente, las que se requieren para el desarrollo de determinadas actividades.
Se trata de una gran edificación con planta rectangular y de una sola altura, con frentes de fachada muy desarrollados, de 25 a 35 metros, jalonada de numerosas ventanas en madera con enrejado.
El aspecto de esta fachada, además de seguir un esquema sencillo, está construido con materiales pobres, muros de ladrillo cubiertos con capa de cal y rematada por un zócalo de piedra plana como único elemento decorativo.
Aunque las Salinas de San Pedro siguen hoy explotándose, estas viviendas fueron abandonadas hace años.