Detalles de las Paredes [Santuario del Niño de Jesús]
Detalles de las Paredes

Descripción arquitectónica

En el centro del paño de la fachada flanqueada por dos torres, se abre una ventana con vidriera que deja pasar la luz del exterior al coro.

La iglesia tiene planta de cruz latina con nave central cubierta con bóveda de medio cañón sobre lunetos, en un total de cuatro tramos, de los cuales el primero, comprendido entre las dos torres, está destinado a coro. El segundo se corresponde con la nave. El tercero está cubierto con cúpula de media naranja. El cuarto también cubierto con bóvedas de medio cañón, da cabida al presbiterio, tras el cual se abre un camarín circular.

El coro de la ermita data de 1852 y comunica con dos pequeñas habitaciones y las torres de la ermita.

La cúpula del templo tiene un rosetón central, en forma de estrella de ocho puntas doradas sobre fondo azul, con despliegue de otras tantas nerviaciones o molduras de yesería dorada enmarcada por resaltes azulados y líneas doradas.

José Fernández Blaya, estuvo presente en la restauración de la Ermita del Balate con Manuel Juan Carrillo Marco, siendo suyos los cuatro Evangelistas del crucero del templo y detalles de florales en los arcos de medio punto.

El altar mayor tiene un retablo con dos altas columnas doradas y camarín donde se expone la sagrada imagen del Niño Jesús de Belén.

En el conjunto de espacios entre el camarín y la bóveda, impera el dorado con fondos claros y franjas azuladas con líneas doradas.

Vidrieras

El ventanal que domina la alta pared en el lateral izquierdo, tiene una vidriera que representa a la Virgen de la Asunción. La capilla del lado opuesto, ofrece un altar consagrado a la Virgen del Pilar, con un cuadro al óleo dedicado a la aparición del Niño Jesús a Pedro Botía. Arriba en la pared una vidriera simulada representa a Santiago Apóstol.

Capilla de la Aparición

Desde el presbiterio se accede a la Capilla de la Aparición, construida en el año 1967. Consta la capilla un altar dedicado al milagroso suceso, que se recuerda con un espléndido medallón de madera en altorrelieve tallado por un notable escultor murciano, Antonio Campillo. Detrás del altar hay una oquedad que deja ver las piedras del lugar, donde según la tradición, se contempló el milagro de la aparición. El hueco está adornado con un marco de piedra rectangular tallado en piedra roja o jaspe. En la capilla abovedada se empleó piedra blanca de Calasparra y el altar, descansa sobre un bloque de granito con el escudo de la Ciudad de Mula.