Las Encebras
Historia y Patrimonio
Las Encebras es una pedanía situada en el sureste de Jumilla, cerca de la Sierra del Carche, configurada por pequeños caseríos dedicados a la agricultura. Aunque no poseemos datos concretos sobre su origen, los restos más antiguos encontrados en su entorno corresponden a una villa romana. En el siglo III a. C. Jumilla pasa a formar parte del Imperio Romano. Sus tierras son divididas y repartidas entre los legionarios conquistadores. Éstos se asientan en villas romanas.
En el siglo VIII Jumilla formaría parte de la Cora de Tudmir, que los musulmanes establecieron en buena parte del territorio murciano. En Jumilla sus habitantes explotarían de nuevo las viejas villas romanas. En el siglo XIII Jumilla pertenece al reino de Castilla, y en ese mismo siglo se crea el Honrado Concejo de la Mesta de Pastores al amparo de Alfonso X, por la gran importancia que la cabaña trashumante empezaba a tener en aquella época.
Durante la Edad Media en la Península Ibérica se hacen algunos relatos sobre un équido que, hasta el siglo XIV, era abundantísimo en las llanuras de toda la Iberia mediterránea, este équido recibiría el nombre de encebra. La abundancia de este animal en la zona daría nombre a sus parajes. Eran animales corredores y herbívoros y el consumo de su carne era muy apreciado. De este équido se conoce que fue entre los siglos XIV y XVI cuando sus poblaciones comenzaron a ser esquilmadas debido a la caza, así como a la destrucción de su hábitat y a la competencia con el ganado doméstico. Conforme se fueron ampliando los terrenos de pastos, fueron desplazando a las encebras, las cuales se fueron retrayendo, no corriendo la suerte de otros animales que se pudieron refugiar en las zonas de montaña, pues las encebras eran animales de llanura, de forma que su extinción coincidió con la extensión de las zonas ganaderas.
En el siglo XV Jumilla pasó a formar parte del señorío de don Juan Pacheco, marqués de Villena. Los marqueses de Villena fomentaron la agricultura, la ganadería, el comercio y la población abandonó el refugio del Castillo, debido a que ya no había peligro de invasiones musulmanas, y bajó hacia el llano. Las Encebras se situaba en el camino de la Vereda Real, que unía Jumilla con Murcia, por lo que en estos tiempos estos parajes estaban dedicados en su mayoría a la ganadería trashumante y pobladas por población diseminada de pastores y agricultores.
Gracias a las actividades que habían fomentado los marqueses de Villena, la gran crisis que se produjo en la Península durante los siglos XVII y XVIII fue soportada con cierta comodidad por los jumillanos. El poder de la Casa de Villena sobre Jumilla concluyó con la abolición de los señoríos en el siglo XIX. En el siglo XX se produjo un progreso gracias a la producción de vino, esparto y almendra.
Economía
Los sectores económicos de los parajes de Las Encebras han estado vinculados a través de los siglos al sector agropecuario. El claro predominio del cultivo de la almendra y los cereales, que aún hoy pueblan la localidad, está dando paso al cultivo del viñedo y la industria vitícola y a los monocultivos, como el de la pera Ercolini, que ha llegado a conseguir la denominación de origen de Pera de Jumilla.
El ganado caprino de cabra murciana, especie adaptada a un medio con secular escasez de pastos, ha mantenido y revalorizado tanto la comercialización de la leche de cabra como la de producción de su queso.
Fiestas
Las fiestas de la pedanía se celebran entre finales de junio y principios de julio y son organizadas por la asociación de vecinos de Las Encebras.
Las fiestas vienen cargadas de actos, inaugurándose con una gran tirada de cohetes, seguida de una verbena amenizada por un grupo musical. De madrugada se organiza una chocolatada con toñas, postre típico jumillano. No faltan los concursos de gachamigas y diversos juegos y torneos deportivos. Se celebra una solemne misa en honor de San Pedro, seguido de entregas de premios de los concursos y competiciones, para finalizar con un vino de la tierra.
Las fiestas terminan con una actuación o verbena y un gran castillo de fuegos artificiales.
Naturaleza
Las Encebras comparte la flora y fauna que se puede apreciar en la comarca del Altiplano. Estas especies están relacionadas con el clima continental del que disfruta la comarca, inviernos fríos y veranos cálidos y secos. La hidrometría de esta zona no supera los 300 mm al año, y, aún así, forma parte de los valores más elevados de toda la Región de Murcia.
Entre la flora de esta pedanía es usual, entre otras especies, apreciar beleño, viborera, zadorija, zapaticos, verrucaria, salicornio, ortiga y pitera. El monte bajo tiene abundancia de tomillo, espliego, albaida, esparto, esparraguera, coscoja y romero. De las especies arbóreas destaca por su abundancia el Pino carrasco (Pinus halepensis), presente en la mayor parte de las serranías.
La fauna tiende a compartir casi todos los ámbitos del relieve con ejemplares protegidos de víbora hocicuda, culebra lisa y sapillo pintojo. La cercana Sierra del Buey da cobijo a águilas reales, chovas y grajillas, reyezuelos, mitos, carboneros y pitos reales.
Gastronomía
De la gastronomía de Las Encebras son de destacar los rollos de vino. Estos rollos son cocinados al horno y, ateniéndonos a la tradición, se elaboran en horno de leña y sobre todo en época navideña, aunque hoy en día se pueden disfrutar todo el año. Los rollos se elaboran con manteca, aceite, corteza de limón, vino blanco, harina, huevo y azúcar. Se prepara la masa, se le da su forma característica y se hornea.