En el intervalo de tiempo entre los siglos XVI, XVII y XVIII Valentín experimentó una expansión demográfica muy importante, consecuencia de la puesta en marcha de nuevos cultivos de trigo, patata o vid. Esto contribuyó a que también la comarca creciera económicamente y se convirtiera en un territorio gobernado por las Órdenes Militares hasta el siglo XIX.
Siglo XIX
A esta época de auge económico y demográfico siguió, a principios del siglo XIX, un retroceso tanto económico como demográfico debido a malas cosechas y epidemias, sobrevenidas por la Guerra de Independencia (1808-14) contra los franceses. La mayoría de la población se dedicaba a la agricultura, y los años de conflicto en los que el campo no fue cultivado hicieron que las dificultades para el sustento de las familias de Valentín aumentara de manera desorbitada.
La llegada del siglo XX
La Guerra Civil Española (1936-39) y la posguerra crearon nuevas crisis en Valentín, que arrrastraron su influjo, al menos, hasta las décadas de los 50' y 60', lo que llevaría a muchos valentineros a emigrar a Barcelona e incluso a otros países europeos. Esta difícil situación desembocó en la creación de numerosas empresas de tejas y ladrillo, las famosas tejeras, que relanzaron el tejido empresarial en la pedanía, proporcionando un nuevo impulso a su economía. Los nuevos puestos de trabajo creados por esta industria llevaron la bonanza económica a la población, lo que se vio reflejado en un aumento en sus habitantes.
Durante la década de los 80', la población de Valentín aspiraría a pertenecer tan sólo a un Ayuntamiento, ya que hasta ese momento un tercio de la localidad pertenecía a Calasparra y las otras dos terceras partes restantes a Cehegín. Las peticiones y concesiones de las dos entidades interesadas sobre el Embalse del Argos y otros detalles dieron al traste con las negociaciones de manera que, en la actualidad, Valentín sigue formando parte de los dos municipios del Noroeste de la Región de Murcia.