El surgimiento de la Estación de Blanca
En abril de 1868 se produce la primera parada del tren, procedente de Cartagena, en la recien construida estación ferroviaria de Blanca. Este suceso dio lugar a la creación de un núcleo de población, constituido por los primeros habitantes de la pedanía, que eran básicamente trabajadores llegados de otros puntos de España, destinados a la Estación de Blanca como ferroviarios que se asentarían en las casas de RENFE, construidas específicamente para ellos.
El siglo XX
A partir de esa fecha la localidad va adquiriendo importancia y, debido a los servicios que se iban a obtener con la parada del ferrocarril, el Ayuntamiento de Blanca mejora el camino vecinal que unía Blanca con la estación férrea en 1869. En 1919, tras las gestiones del diputado Vicente Llovera y Codorníu, se concede a Blanca el establecimiento de una Estafeta de Correos, que empieza a funcionar en 1922, trasladándose diariamente el correo a la estación férrea. La vida de la pedanía se establece en torno a la parada de tren y a la agricultura, en la que se ocupa la gran mayoría de la población activa, predominando los cultivos de uva de mesa.
Alrededor de 1976 entra en funcionamiento el Centro de Inspección de Exportaciones (CIE), una estación de inspección aduanera de mercancías destinadas a mercados exteriores para camiones, vagones de ferrocarril y contenedores, desplazándose desde Murcia los ingenieros que las realizaban. Así mismo, dentro de este Centro de Control funcionaban los servicios del SOIVRE (Inspección del Servicio Fitosanitario y Aduana), que sería trasladado en 1996 a Nonduermas, en los alrededores de Murcia capital.
Desarrollo de finales del siglo
A finales del siglo XX (1993 y 1998) se eliminó el paso a nivel en la carretera Murcia-Jumilla, y se construyó una pasarela peatonal que unía la Estación de Blanca con el barrio de Polonia, ofreciendo mayor seguridad de tráfico para los habitantes de la pedanía y mejor comunicación con dicho barrio. También en 1993 se construyó la Iglesia de la Virgen del Pilar, ya que hasta entonces los oficios religiosos se impartían en el bajo de una vivienda particular. La Iglesia fue inaugurada por Javier Azagra, entonces obispo de la diócesis de Cartagena, con la presencia de todos los vecinos de la Estación de Blanca, ya que gracias a sus aportaciones fue posible que el templo se convirtiera en una realidad. Destaca en su interior el campanario de factura moderna, y que aporta verticalidad al conjunto.
La vida de la pedanía ya no sigue vinculada a la estación férrea, la cual dejó de funcionar a finales del siglo XX, quedando solo como paso obligado de trenes como el Talgo. Por otro lado, también la agricultura está sufriendo un retroceso en beneficio de los almacenes de manipulación de frutas, sector de la construcción y sector servicios, que ocupan a la mayoría de la población activa. Actualmente la pedanía se encuentra en un momento de franca expansión, debido a que se ha convertido en un lugar residencial para mucha gente de pueblos limítrofes como Cieza o Abarán, que han optado por vivir en un lugar en el que todavía se disfruta de tranquilidad, además de buenos servicios y comunicaciones.