Miranda

  Se desconoce con exactitud el origen del topónimo de la diputación de Miranda, si bien la existencia en la Península de lugares con este nombre, como Miranda de Ebro, podría responder a la realidad histórica de las diversas repoblaciones que tuvieron lugar en el Campo de Cartagena, especialmente a partir del siglo XVI.

  Primeras referencias del topónimo

  El topónimo aparece en actas notariales de finales del siglo XVI, como consecuencia de los enfrentamientos entre los labradores, que trabajaban en la rambla del Saladillo. Y es en 1683 cuando encontramos topónimos que aún hoy forman parte de la diputación como Miranda, Retamosa y Villarrica, ofreciendo un panorama de poblamiento disperso, que no llegaría a los ochenta vecinos.

  En 1715, tras unas estadísticas dedicadas al impuesto de la sal, Miranda figura con 34 vecinos, y en 1731 ya son 632 habitantes contabilizados en esta población, que no diputación, puesto que los límites de los pagos aún no se conocían tal y como hoy los entendemos.

  Cercanía a Pozo Estrecho

  En 1790 Miranda figura con tan solo 75 vecinos, dando muestras claras de ser una población dispersa, dedicada al cultivo del cereal y pastos para el ganado. Siendo la iglesia de Miranda aneja de la de Pozo Estrecho en el siglo XVIII, es en los documentos de aquella donde podemos encontrar el dato de un propietario que vivió en la antigua ermita, ya desaparecida, figurando como Miguel de la Torre, apellido que daría nombre al paraje donde todavía hoy se sitúa la parroquial nueva, construida en 1978. A fínales del XVIII Miranda es considerada aldea real con alcalde pedáneo, formando ya parte del listado de 21 diputaciones de Cartagena y contabilizándose unos 150 habitantes.

  La Historia de la diputación durante el siglo XIX irá acompañada de distintas referencias estadísticas sobre cantidad de parajes y número de habitantes, pero sin hallar noticias relevantes sobre la Historia de Miranda. Podemos señalar, sin embargo, la existencia de distintas casas solariegas, que aún hoy día marcan la diferencia en los paisajes de la diputación. Villa Clara o Villa Pilar recuerdan las grandes fincas que durante el XIX y el XX hicieron de Miranda un lugar rico en el cultivo de vid y en la manufactura de vino por parte de alguna bodega familiar.