La fortificación está emplazada sobre la falda septentrional de la Sierra de la Cresta del Gallo, en el sector denominado Quijal de La Vega, a la altura de la pedanía murciana de Los Garres.

Ocupa un emplazamiento en altura sobre un pequeño cerro, denominado Cabezo del Castillo. Se halla en un lugar de gran valor estratégico ya que desde allí domina toda la vega del Segura y la confluencia del Guadalentín, dominando un valle de indudable valor, en un contexto en el que destacan también otras fortalezas como la de Monteagudo.

Se trata de una importante fortificación de época tardorromana, es decir, de los siglos IV al VII principalmente, aunque también ha habido ocupación del cerro en época ibérica y, posteriormente, tras la conquista de la Península por los musulmanes, la fortaleza fue usada por estos. Es importante su cronología de época tardorromana ya que en toda la ladera Norte de la Sierra se han encontrado restos más o menos coetáneos: la Basílica de Algezares, el Martiryum de La Alberca, con los que sin duda alguna hay que ponerlos en relación.

Descripción

Se trata de un castillo con un poblado asociado en el que la acrópolis o fortaleza se sitúa en la cima del cerro. Se pueden observar los restos de un edificio de planta rectangular construido en mampostería y los restos de dos aljibes o cisternas.

En la zona sur también se conservan numerosos restos de estructuras de mampostería unidas con mortero que corresponden a un gran bastión de forma irregular que se articula en varias torres y que tiene como función la defensa del camino de acceso. La puerta tenía 2,5 metros y tenía una disposición acodada en ángulo recto.

Del poblado se conservan numerosos restos murarios que conforman espacios cuadrangulares así como restos de algún que otra aljibe. Todo el poblado estaría rodeado de una muralla como se desprende de la existencia de grandes amontonamientos de piedra. Pero lo más importante quizás sea la muralla interior que separaba el poblado de la acrópolis o recinto fortificado. Se trata de una muralla de más de sesenta metros de longitud y uno de anchura construida con grandes sillares que, en algunas de las partes, llegan a tener un aspecto ciclópeo.