En la cuenca del Quipar, a pocos kilómetros de la capital municipal de Caravaca de la Cruz, se extiende la pedanía de Pinilla, una pequeña población de campos de cereal, a la vera de las lomas de la Sierra de Quipar. La localidad está muy relacionada con otras poblaciones del entorno como La Encarnación, con quien comparte algo de historia y tradiciones como las excursiones al cerro de la Encarnación.
Pinilla, como las localidades vecinas, posee una historia amplia, documentada en muchas ocasiones en los distintos yacimientos arqueológicos que existen en sus alrededores y en una Edad Moderna marcada por el reparto de tierras a grandes terratenientes y la creación de antiguos caseríos cuyos nombres aún perviven.
Con unas costumbres gastronómicas que mantienen platos del noroeste tan tradicionales como las migas o la tartera caravaqueña, Pinilla fue una de las primeras
poblaciones en comercializar el popular pan de carrasca, especialidad que todavía hoy puede adquirirse en sus panaderías y que es muy valorada por vecinos y visitantes.
Las fiestas patronales, dedicadas a San José, son momentos de diversión y fiesta que siempre incluyen la elaboración de las tradicionales migas y las visitas de las cuadrillas de folclore popular de otros pueblos murcianos.
La manufactura de mármol sigue siendo en la zona una de las actividades económicas más relevantes y en Pinilla se encuentran algunas industrias que proporcionan a muchos de sus vecinos una fuente importante de oferta laboral.