Dada la situación de esta población, aunque no se conozca el momento de su edificación, podríamos afirmar que se trata de una ermita cuyo origen se sitúa en el siglo XVIII, centuria en la que en el campo de Lorca se roturó para repartir la tierra entre los pobladores que se asentaron en esta zona.

Estas diputaciones rurales tenían cada una su ermita para poder realizar los servicios de culto.

Fue construida por los vecinos del pueblo. Tiene planta rectangular y cubierta a dos aguas con teja árabe, sobre el crucero se levanta una torre cuadrangular, que tiene en la unión un piñón superior una forma cilíndrica terminada en cono sobre la que se alza la cruz de hierro. A ambos lados del edificio hay tres contrafuertes que se desarrollan a lo largo de toda la pared.

La fachada tiene un vano principal de arco rebajado que acoge la puerta de entrada a la ermita, sobre este arco hay otro más pequeño donde se puede ver una ventana. Como remate de la fachada una espadaña, cuya pared central se remata con tres merlones, se compone de tres arcos de medio punto, donde el central es de mayor tamaño.

La decoración de la fachada se realiza en dos colores, el ocre y el beige, combinación de tonos claros y oscuros en dibujos geométricos que dan atractivo y originalidad al exterior del edificio.

Para terminar describiendo el exterior señalaremos que el edificio presenta un pequeño atrio a las puertas de la ermita limitado por un murete. Este lugar sirve para las reuniones y romerías.

El interior tiene una nave central que se cubre con una bóveda de medio cañón, reforzada por arcos que se apoyan en pilastras adosadas a la pared. En esta bóveda, y con el objetivo de iluminar el interior del templo, hay dos óculos que en estos momentos están cegados. En el crucero se abre una cúpula sobre pechinas. La cabecera o ábside acoge tres hornacinas para las imágenes. La decoración interior presenta varios colores, predominando los motivos vegetales y figurativos.

En general la decoración que presenta reúne todos los motivos de un arte popular que no hay que dejar de admirar. El estado de conservación es bueno por las constantes remodelaciones, aunque a veces estas rehabilitaciones pueden acabar ocultando algunos de los elementos originales de la arquitectura.