Molina de Segura se encuentra en una encrucijada de caminos al abrigo de la sierra del Lugar y La Espada, y rodeada por la huerta del río Segura. Esta situación geográfica ha condicionado su poblamiento desde la llegada del ser humano.
La presencia del Musteriense
Los restos arqueológicos más antiguos de Molina de Segura pertenecen a la cultura Musteriense del Paleolítico Medio y se han hallado en el yacimiento de Las Toscas. Se trata de piezas líticas de sílex y cuarcita de raederas, raspadores, denticulados, cuchillos y cantos trabajados.
El Musteriense es un complejo industrial desarrollado entre el 95.000 a.C y el 35.000 a.C. en Europa, Asia y el Norte de África. Esta facies se asocia con el Homo Neanderthalensis y con la técnica de Llevallois, que implica tallas centrípetas de los bordes de un guijarro.
Cabe destacar que en la zona también se han hallado vestigios de industria lítica propia de la Prehistoria, como pequeños núcleos de láminas, que indicarían que el taller tiene una amplia secuencia crono-cultural. Los yacimientos de El Fenazar y El Montañal también se adscriben a las facies culturales del Paleolítico Medio.
Bronce valenciano y culturas argárica e íbera
Restos de menor cuantía encontró el equipo arqueológico del Ayuntamiento de Molina de Segura dirigido por Felipe González Caballero. Tras meses de investigación se hallaron interesantes restos del Bronce valenciano y cultural de El Argar: varios molinos barquiformes para la molienda del cereal, dientes de hoz en sílex, y diversos fragmentos cerámicos (cuencos, grandes vasos con tetón, fragmentos de tulipa y de cerámica lisa).
En la pedanía de La Albarda, restos de cerámica con decoración geométrica, urnas de baquetón y cerámica campaniense atestiguan la presencia de una población íbera. Posiblemente se tratara de pequeñas tribus íberas, que empleaban este paraje como refugio y que andarían de paso en el camino de enlace entre los Castillicos de las Peñas y Baños de Fortuna, Cabezo del Tío Pío en Archena y Cigarralejo de Mula.