El comino es una planta herbácea, originaria del norte de África, cuyo cultivo extensivo se produce actualmente en las tierras más cálidas de Turquía, Irán, Pakistán o la India, principales exportadores a países de gran consumo como México, Tailandia, Marruecos, Alemania o España, naciones que las emplean en sus recetas más típicas.

Historia

Procede de la zona mediterránea, posiblemente de Egipto o Siria. Los primeros la empleaban de condimento en carnes, pescados o guisos y también como uno de los ingredientes para embalsamar a sus difuntos. Su producción se extendió por Europa, abarcando inicialmente el sureste, pasando posteriormente al centro y este del continente. También se llevó a América Latina entorno al siglo XVI a través de los conquistadores españoles.

Usos

El comino o falso anís es una semilla oleosa empleada desde la antigüedad como aromatizante culinario en gran parte de la gastronomía tradicional. Su uso está extendido en zonas tan dispares como el sudeste asiático, norte de África, Turquía, México, Centroeuropa o el sudeste español.

Nutrición

Las vitaminas y los minerales que aporta, así como el alto valor calórico de sus semillas, de las que también se obtiene aceite esencial, han propiciado que el comino se emplee como tratamiento terapéutico para problemas digestivos, bronquiales o musculares.

Gastronomía

Su aroma cálido, penetrante y algo dulzón ha dado lugar tanto a recetas saladas como dulces, condimentando poderosos platos de legumbres, delicados quesos cremosos, carnes de cerdo o cordero, verduras y ensaladas de primavera, arroces, salsas picantes o tartas de frutas de temporada, todo ello con su toque inconfundible. Platos ligados a las más profundas tradiciones locales como el curry indio, chucrut alemán, queso Edam suizo, cuscús magrebí, chile con carne mexicano o gazpacho andaluz tienen en el comino un ingrediente común, singular y de sabor único que reúne cualidades nutritivas excepcionales.