El laurel común (Laurus nobilis L.), llamado laurel europeo o de cocina pertenece a la familia de las Lauráceas. Es un árbol perenne de entre 5-10 m de altura, que presenta tronco recto recubierto de corteza gris y una densa copa compuesta por ramas rectilíneas recubiertas por hojas de un verde muy oscuro.

Las hojas son aromáticas, simples, alternas, lanceoladas, muy correosas, puntiagudas y con el borde ondulado. Miden entre 3-9 cm, uniéndose al tronco por un resistente peciolo de escaso tamaño. La cara es de color verde oscuro, con un aspecto brillante, mientras el envés presenta un tono más pálido.

Flores

Las flores de color amarillento-parduzco tienen forma de inflorescencia racimosa y están unidas a la base por un pedúnculo corto. Son unisexuales, las flores masculinas poseen de 8-14 estambres, mientras las femeninas presentan 4 pétalos. Aparecen entre los meses de marzo y abril, pero no se recolectan.

Los frutos tienen forma de baya ovoidal, de entre 1-1.5 cm de longitud, aparecen en otoño, recogiéndose cuando maduran, al adquirir un color negro.

Variedad tóxica

Además del laurel común, apto para consumo, existe otra variedad muy tóxica conocida como el laurel-cerezo o laurel real (Prunus laurocerasus). Su aspecto es similar al común aunque mucho menos frecuente en estado salvaje.

El árbol se puede multiplicar por semillas o esquejas, de raíz o de tallo. Dado su lento crecimiento, se planta en tierra o en maceta donde alcanzará un máximo de 2 m. También se utiliza como arbusto con su aspecto natural o recortado formando setos.

El laurel no necesita suelos excesivamente ricos, aunque sí humedad permanente, prefiere tierras sueltas, crece en lugares sin sol directo pero bien protegidos del frío. Bosques y zonas rocosas son sus habitats naturales. Durante los inviernos más duros la planta se seca, sobreviviendo exclusivamente la raíz, volviendo a brotar con fortaleza la primavera siguiente. Este árbol soporta excelentemente la poda, siendo sus principales enemigos la cochinilla, presente en el 90% de las plantas, el pulgón y la sila.

Del laurel se utilizan prioritariamente sus hojas y, en menor medida, sus frutos en distintas preparaciones tanto culinarias como farmacológicas.

Las hojas se emplean frescas, secas u obteniendo por destilación el aceite esencial de laurel. El aceite es el principio activo empleado en las soluciones medicinales y está compuesto por un 45% de cineol, eugenol, tanino y un principio amargo. Por otra parte los frutos, de los que se obtiene la manteca, contienen un 25% de materias grasas formadas por ácidos láurico, oleico, palmítico y linoleico, aplicándose en veterinaria para combatir los parásitos del ganado.

Usos medicinales

Los beneficios del laurel son conocidos desde la antigüedad, empleándose en infusión como tónico estomacal, para abrir el apetito o para mitigar la fatiga, como remedio a las enfermedades respiratorias aplicando baños de vapor o cataplasmas, como tratamiento tópico para dolores reumáticos realizando friegas con el aceite esencial, en la mejora de la circulación sanguínea o como ingrediente en fórmulas magistrales.

El aceite esencial se emplea habitualmente en la elaboración de cosméticos, tanto por su aroma como por sus propiedades, en forma de cremas, lociones o bálsamos.

Es frecuente la aparición de alguna reacción alérgica como dermatitis por contacto o fotosensibilidad en usos prolongados, por lo que debe ser empleado siguiendo las recomendaciones del laboratorio. También es conocido su poder como droga, llegando a producir alucinaciones en altas concentraciones.

Recolección y conservación

Las hojas de laurel se recogen en primavera tras la floración de la planta, cuando contienen la mayor concentración de aceite, aunque al ser un árbol perenne pueden cortarse durante todo el año. Los frutos se recolectan en otoño, cuando están totalmente maduros.

En ambos casos el recolector debe asegurarse de que las plantas no han sido tratadas con insecticidas o que han superado el periodo de seguridad alimentaria para evitar problemas de intoxicación en su consumo.

Las hojas de laurel pueden consumirse frescas, simplemente lavándolas, o secas tanto enteras como molidas.

El secado debe realizarse a la sombra y en un lugar seco, empleándose para su almacenamiento recipientes o bolsas herméticas, guardándose en espacios alejados del calor y la luz. Es recomendable consumirlo durante el año, ya que pierden rápidamente su aroma.

El aceite esencial de laurel se obtiene por destilación tanto de hojas (0.8 a 3%) como de frutos (0.6 a 10%).

Para elaborar la manteca se emplean solo los frutos recolectados. Para ello se machacan las bayas y se vierten en un recipiente con agua, llevándolo a ebullición. Durante la cocción se producirá una capa grasa en la superficie que debe recogerse antes de que se enfríe y almacenarse en un recipiente bien tapado. Esta sustancia sólo debe ser empleada para su uso externo.