La gastronomía de la Región de Murcia ha contado con elaboraciones protagonizadas por el mero o Epinephelus guaza a lo largo de toda su historia, debido a la dilatada tradición marinera de sus costas. Desde Águilas a Cabo de Palos, rocas de fondos marinos guardan dignos ejemplares de esta especie, a la que actualmente muchos submarinistas bautizan con nombres propios.

    Pertenece a la familia de los Serránidos y posee un cuerpo ovalado, aplanado en los laterales, con cabeza y boca muy grandes. Puede llegar a medir cerca de 3 metros y pesar 300 kilos.

    Las tonalidades de su piel son muy variadas, predominando los colores verdes, azulados y amarronados, aunque su vientre se torna amarillento y la aleta dorsal anaranjada.

    El mero es uno de los animales denominados hermafrodita proterogínico, ya que puede nacer como hembra y, ante la muerte de un gran macho o la ausencia de ellos, transformar su sexo convirtiéndose en macho al llegar a la madurez sexual, aunque tan sólo hembras de gran tamaño siguen este proceso.

    En definitiva una especie tan popular que hasta el refranero tradicional lo recoge como uno de los platos más exquisitos: "De la mar el mero y de la tierra el cordero".

    Variedades

    El mero cuenta con diferentes variedades en distintas latitudes del mundo. Así mientras que en el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo es frecuente encontrar el Epinephelus guaza, en las aguas cálidas de latitudes tropicales existen las siguientes subespecies:

  • Mero australiano o Epinephelus lanceolatus. Puede llegar a medir 3,5 metros.

  • Mero de Nassau o Epinephelus striatus. Habita zonas más cálidas del Atlántico. Se consume frecuentemente en USA.

  • Mero pinto, cherna americana o Epinephelus morio. Presenta excelentes condiciones para su uso gastronómico.

  • Mero negro o Epinephelus nigritus. Localizado en el Caribe colombiano.

  • Mero guasa, mero gigante o Epinephelus itajara. Puede llegar a los 300 kilos de peso.

  • Mero moteado, cherna cabrilla o Epinephelus analogus. Posee una llamativa coloración con tonalidades rojizas y oscuras en forma de manchas y barras.

    Hábitat y costumbres

    El hábitat del mero engloba numerosas localizaciones en los océanos Atlántico y Pacífico, así como en el Mar Mediterráneo, siempre en aguas cálidas costeras y litoral rocoso. Es un pez de distribución barométrica, conforme va creciendo en peso y edad su vida se desarrolla a mayor profundidad (en una línea que va desde los 20 a los 200 metros). Solitario y muy territorial, vive en cuevas y grutas de fondos rocosos que posean unas características determinadas:

    Varias entradas sin visibilidad entre ellas para poder escapar si es atacado.

    Un punto muerto en el interior, donde puede situarse sin ser visto.

    Accesos adaptados a su volumen para que no pueda entrar una especie de tamaño superior al suyo.

    Como curiosidad añadir que dispone dentro de su pequeño radio de acción (500 m2) de residencias secundarias donde poder esconderse si se siente amenazado durante sus cacerías nocturnas.

    La alimentación del mero está basada en cangrejos, sepias y otras especies de peces que aplasta gracias a la fuerza de sus mandíbulas. Debido a su tamaño necesita de abundantes presas para saciarse, convirtiéndose al crecer en un depredador insaciable.

    Propiedades nutritivas y salud

    Debido a las características de su carne se considera un alimento semigraso, ya que no supera los 6 gramos de grasa en una porción comestible de 100 gramos.

    Entre las vitaminas que aporta al organismo destacan las del grupo B que permiten aumentar el rendimiento de los nutrientes energéticos, formación de glóbulos rojos y fortalecimiento del sistema nervioso. Los minerales potasio, magnesio y fósforo presentes en el mero, regulan el sistema nervioso, actividad muscular, equilibrio del agua celular y obtención de energía.