Palacio de Aguirre

     Es necesario considerar el espacio urbano que este edificio domina, puesto que la Plaza de la Merced y la Calle San Diego constituyen por sí solas un centro de interés que, a lo largo de los siglos, acompañó la construcción de los edificios que jalonan estos ámbitos del centro urbano de Cartagena.

     Ya en el siglo XVII, y tras el impulso de reordenamiento urbano del conocido plan Bienvengud de 1606, el Ayuntamiento de la ciudad adquirió terrenos en el antiguo arrabal de San Diego, comenzando así a definirse la plaza que tomaría su nombre definitivo con el establecimiento en 1708 del Convento de Nuestra Señora de la Merced. Plaza barroca en sus orígenes, zona de tránsito y comercial, a lo largo de los siglos su fisonomía fue cambiando. Desaparecido el convento en 1835 y convertida en jardín glorieta en 1878, esta plaza pasó a formar parte, junto a la calle San Diego, del eje residencial más codiciado por la floreciente burguesía de la ciudad.

     Así, a finales del siglo XIX, el empresario de la minería Camilo Aguirre Alday, adquiría el edificio original con el propósito de construir una arquitectura de referencia estética en la ciudad. El proyecto fue encargado al ya conocido arquitecto Victor Beltrí Roquetas, que, tras un primer planteamiento en 1899, más tradicional, se decantaría por soluciones estéticas más atrevidas y modernistas, dando por concluida la fábrica en el año 1901.

     En 1917 el Palacio sería vendido por sus herederos al Banco Hipotecario y, tras distintos avatares, en 1970 sería adquirido por el Movimiento Nacional para servir como sede del mismo. En 1977 pasaría a formar parte del Patrimonio del Estado, siendo declarado Bien de Interés Cultural en 1982. Cerrado en 1990, evidenciado su deterioro, tendría que esperar hasta 1997 su rehabilitación, siendo ya titular del mismo la Comunidad Autónoma de Murcia. En la actualidad es sede del Museo Regional de Arte Moderno.