Frente Exterior [Fuerte de Galeras]
Frente Exterior

     La intención de construir una fortificación sobre el monte de Galeras es antigua. En los primeros proyectos para una eficaz defensa de Cartagena frente a las nuevas armas y al uso de la artillería pirotécnica, en torno a los años centrales del siglo XVI, ya el militar Vespasiano Gonzaga, experto en fortificaciones, pensó trasladar a este punto la ciudad entera, por considerar el enclave antiguo indefendible.

     Pero fue ya en el siglo XVIII cuando se construye el fuerte actual. Cartagena fue elegida en los años veinte de aquella centuria como capital del Departamento Marítimo de Levante, lo que iba a llevar a la ciudad a convertirse en una importante base naval, dotada de un gran arsenal. El enclave militar en el que quedó configurada Cartagena requirió al mismo tiempo su fortificación por cuestiones estratégicas. Así, durante la segunda mitad del siglo comenzaron una serie de extensas obras que dotaron a la ciudad portuaria de baterías de costa, un gran amurallamiento que englobaba la población y los astilleros, y determinados fuertes abaluartados que coronaban los montes más convenientes para asegurar una defensa eficaz de la plaza. Entre ellos, y sobresaliente, el de Galeras.

     El fuerte fue proyectado por el ingeniero militar Pedro Martín Zermeño, pero sería Mateo Vodopich el que dirigió los planos y obras finales, que acabarían a finales del siglo XVIII. Estos técnicos concibieron un sistema defensivo interrelacionado, que se entiende mejor contextuando cada elemento. Galeras se convirtió en un punto clave para la fortificación de Cartagena. Y así fue también durante el siglo XIX, tanto durante la Guerra de Independencia (1808-1814) como en la sublevación Cantonal (1873-74). Ya en el siglo XX su importancia como punto bélico iría decreciendo, hasta convertirse en prisión de tropa. En 1987 pasó a jurisdicción de la Armada como zona de seguridad del Arsenal.