Arquitectura

    La fortificación hubo de situarse en torno a la cima del altozano que caracteriza a la población.

    El cinto murado se adaptaría a esta figura orográfica, recogiendo tras sus lienzos y torreones el antiguo casco urbano del lugar. Surgiría así entonces una construcción bélica típica de las estructuras fortificadas anteriores a la aparición de la artillería pirotécnica: una combinación de muros y torres que flanqueaban y defendían los lienzos y las escasas puertas, que se situaban estratégicamente en un lugar elevado, desde donde se ejercía un pleno control del territorio circundante.

    A falta de prospecciones más amplias y concienzudas, que precisen la obra y su extensión, hoy día únicamente podemos contemplar, en determinados casos, cómo los vecinos construyeron sus casas aprovechando partes de la fortaleza cuando ésta había perdido su valor estratégico y simbólico.

    Historia

    Es muy posible que el lugar de Albudeite fuera fortificado en época islámica, en torno a los siglos XI o XII, cuando la presión de los reinos cristianos por el norte, y de las oleadas de los nuevos imperios musulmanes surgidos en el Norte de África, venían a poner en peligro la integridad territorial del sureste andalusí, y en concreto de la cora de Tudmir y la cuenca del Segura. Muy buena parte de las fortalezas murcianas fueron levantadas durante esta coyuntura, así como durante la ocupación almohade, momento en el que se acentuaron las ofensivas cristianas sobre el Islam peninsular. También la construcción de castillos y refortificación de los ya existentes, convertía a los extensos campos murcianos y sus desperdigadas poblaciones en un territorio estructurado y controlado por los poderes estatales.

    Símbolo del poder señorial castellano

    Sin embargo, el protagonismo medieval de la fortaleza de Albudeite nos es conocido ya a través de las crónicas y fuentes documentales cristianas. Así, la incorporación del reino de Murcia a la corona de Castilla, en 1243, significaría con fecha algo posterior la conversión del lugar en señorío --junto al vecino lugar de Campos--. Albudeite y su castillo fueron enajenados por el propio monarca del patrimonio regio, y cedidos Sancho Manuel, descendiente también de la estirpe real castellana. La fortaleza se convirtió entonces en el símbolo del poder señorial sobre los territorios de su jurisdicción.

    Posteriormente, fortificación y núcleo urbano quedaron vinculados, por compra, a los López de Ayala, una importante familia de la nobleza murciana. El periodo señorial de esta familia iba a terminar en 1510, cuando los herederos del mayorazgo vendieron el señorío de Albudeite a Luis de Guzmán, un personaje cortesano que había sido enviado por los Reyes Católicos para planificar las diferentes acciones que condujeron a la expulsión de los judíos de las aljamas murcianas. El valor de venta se estableció en 856.000 maravedís, por fortaleza, horno, molino y términos.

    Con la expulsión de los moriscos (y la progresiva y definitiva conversión de los existentes), a comienzos del siglo XVII, la fortaleza comenzó a perder el sentido defensivo y simbólico, por lo que fue gradualmente absorbida por el trazado urbano, y sus muros y torreones aprovechados por los pobladores para construir sus nuevas casas.