Yacimientos


El Calcolítico es un período de transición entre el Neolítico y la Edad del Bronce. Aunque tradicionalmente se ha definido este período por la presencia de la metalurgia del cobre, sería más apropiado caracterizarlo como una evolución de la sociedad campesina del Neolítico final, resultando en ocasiones complejo adscribir determinados yacimientos al Calcolítico al presentar ciertas similitudes con el substrato neolítico.

Si bien se constatan las primeras explotaciones mineras, los utensilios de metal no sustituirán a los de piedra hasta mucho tiempo después. Los útiles metálicos se irán sumando al conjunto de las herramientas anteriores, realizadas en piedra o sílex, sin que su uso o fabricación parezca entrañar grandes cambios en la estructura campesina de las sociedades del sudeste peninsular. De hecho, el primer metal trabajado es el cobre en su estado nativo, de menor pureza, trabajándolo con un martillo hasta obtener una lámina. No será hasta un momento avanzado de Calcolítico, y sobretodo durante la Edad del Bronce, cuando se generaliza la fusión del mineral y se comienzan a fabricar herramientas de mayor calidad y resistencia. El repertorio de utensilios metálicos se limita a herramientas como punzones, cinceles y sierras, armas (cuchillos, puñales) o elementos de adorno personal (brazaletes, anillos).

Al igual que en la época precedente, se trata de sociedades cuya subsistencia se basa en la explotación de los recursos naturales de su entorno. El poblamiento parece responder a una ocupación selectiva del territorio: junto a vías naturales de comunicación, que por lo general discurren por los cauces de ríos o ramblas, en zonas aptas para el laboreo agrícola y el pastoreo y en ocasiones próximas a yacimientos de mineral de cobre. Hay poblados tanto en llano como en cerro, con características arquitectónicas diversas, necrópolis con rituales funerarios diferentes, lo que plantea una gran diversidad que puede obedecer tanto a aspectos culturales como cronológicos.

Se constata una organización social más compleja, con cierto grado de jerarquización social y jefaturas políticas, complejidad constatada en el ritual funerario, con la pervivencia del fenómeno megalítico que se inicia en el Neolítico final y con la realización de sepulturas de inhumación múltiples.

Ejemplos de enterramientos megalíticos en la Región se conservan en Bagil (Moratalla), Murviedro (Lorca) y Cabezo de Plomo (Mazarrón). Recientemente se ha excavado en el Camino del Molino (Caravaca de la Cruz) una gran sepultura de inhumación, única en Europa, con al menos 1300 individuos enterrados, enterramiento relacionado probablemente con el cercano yacimiento de Los Royos.

Como la mayoría de los aspectos que definen el Calcolítico, la industria lítica también es heredera de las tradiciones neolíticas, trabajándose el sílex con las mismas técnicas y documentándose los mismos útiles de piedra pulimentada que en épocas precedentes.

De este período hay que destacar el yacimiento de Bagil (Moratalla), que aunque presenta una dilatada secuencia de ocupación, en él se documentó una primera fase calcolítica asociada a una necrópolis megalítica; Cabezo del Plomo (Mazarrón), poblado fortificado situado junto a la costa, en el que se constató la explotación de los recursos marinos mediante el marisqueo, o la Cueva de los Tiestos (Jumilla), en la que se excavó un enterramiento múltiple con abundantes cerámicas en su ajuar, algunas de las cuales presentaban motivos decorativos pintados a la almagra similares a los documentados en estaciones de arte rupestre de la Región de Murcia.