Situado a más de 430 m. de altitud sobre el nivel del mar disponía de una situación estratégica ya que desde allí se podría controlar la vía natural que unía las tierras de llanura de la actual Fortuna con el altiplano (Jumilla-Yecla).

El Castillico de las Peñas presenta una secuencia mucho más amplia que el yacimiento del Castillejo de los Baños, aunque la ausencia de excavaciones arqueológicas no ha permitido aún completar todos los vacíos históricos. Hay una primera fase, ibérica, que se inicia en el siglo V a.C y que perdura hasta el siglo II d.C. Al contrario de otros yacimientos ibéricos, como el Cigarralejo en Mula o Coimbra del Barranco Ancho que fueron abandonados o destruidos tras la Segunda Guerra Púnica, el poblado de Castillico sobrevivió a esta guerra y su usó perduro hasta finales del siglo II d.C.

A partir de este momento ya no hay restos arqueológicos hasta la época islámica, donde parece ocuparse de nuevo el poblado; no sabemos si durante ese milenio pervivió una población residual o simplemente el poblado fue abandonado en época romana y diez siglos más tarde fue reaprovechado por los musulmanes que reutilizarían las estructuras preexistentes.

El Castillico de las Peñas es el único yacimiento ibérico de Fortuna que prolonga su existencia hasta época romana (el Castillico de los Baños debió tener una población meramente residual) si bien debió tratarse, a juzgar por los materiales, de población indígena, sin que se hayan documentado estructuras romanas, lo que dada la estratégica posición que ocupa el asentamiento, implicaría una muy buena relación con Roma.