El estudio de sus estructuras y de las cerámicas halladas en superficie en el yacimiento de Morra del Moro ha permitido fecharlo en la Edad del Bronce, en concreto en sus fases tardías y final, hacia el 1200 a.C.

Todos los yacimientos en Jumilla correspondientes a está época tienen unas características similares: estás erigidos en cerros de mediana altura, relacionados entre si, con fortificaciones completando las defensas naturales.

La base de su economía es la agricultura;  las sociedades de la Edad del Bronce ya se han sedentarizado hace muchos siglos y su subsitencia depende de las  las actividades agropecuarias, bien documentada en el yacimiento de Morra del Moro gracias al hallazgo de varios molinos de piedra para la molienda del cereal, por los elementos de hoz tallados en piedra y por la escasez de útiles en metal.

La riqueza de las tierras que circundan el yacimiento las convertían ya en la Edad del Bronce en  la superficie ideal para el cultivo  y para el desarrollo de la ganadería. Esta cualidad fue aprovechada también por los sucesivos pobladores de estas tierras, iberos, romanos (de quienes se conoce gran cantidad de establecimientos rurales que organizaban la producción agraria),  en época medieval y moderna, hasta la actualidad, en la que  la agricultura sigue desempeñando un papel de primer orden, con la producción de cereal y vid.

La importancia que para este pueblo de la Edad del Bronce tuvo la agricultura se documenta además por la existencía de una serie de grabados rupestres interpretados por algunos investigadores como un calendario astrónomico, empleado probablemente para organizar las estaciones agrícolas.

Es también un testimonio elocuente del grado desarrollo de las sociedades prehistóricas a finales del segundo milenio a.C, ya que implica la presencia de al menos una persona dedicada a estudiar los movimientos del sol y la luna, para crear el conjunto de cazoletas y para su interpretación.