Ermita del Calvario

Para entender la construcción de este curioso conjunto debemos atender a ciertos datos históricos, principalmente el que nos revela al inspirador de este camino del calvario. Fue el franciscano padre Vargas quien lo trazó, poco tiempo después de diseñar el que se encuentra en Santa Catalina del Monte en Murcia, el primer trazado de este tipo en España.

Las dos fuentes de inspiración del padre Vargas fueron la obra publicada en 1590 Descripción de Jerusalén en tiempos de Cristo y los vía crucis que pudo observar en algunos conventos italianos con motivo de una visita para asistir al capitulo general de la orden en 1598.

La construcción de este calvario tuvo lugar en 1695 y fue en 1698 cuando llegó a la capilla mayor, a hombros de los padres franciscanos, la imagen del titular, el Cristo de la Misericordia, obra de Nicolás de Bussy.

Esta composición de 1361 pasos en 14 estaciones se llamó en un principio calle de las cruces ya que fue en años posteriores a los de la construcción original cuando las cruces que marcaban las estaciones se sustituyeron por pequeñas capillas que eran patronazgo de distintas familias de la villa.

En 1710 fue construido el pórtico de entrada de la ermita principal y en 1714 el constructor de retablos Agustín López fue el encargado de ornamentar con una de sus piezas la capilla mayor. Entre 1769 y 1772  se decoró el camarín con tallas de Jerónimo Martínez doradas con plata corlada por Jerónimo Uzeta. Fue en estos últimos años cuando se terminaron de aportar todos los elementos ornamentales y litúrgicos.

Los elementos que componen la ornamentación del edificio tienen un fuerte carácter simbólico, hacen referencia a los distintos momentos de la pasión de Cristo y llama la atención, especialmente, el gallo pintado tras la hornacina del Cristo de la Misericordia, gallo que recuerda la negación de Pedro y que intenta constituir una llamada de atención a los fieles ya que es el punto final del recorrido, una llamada a la necesaria expiación de los pecados.