En 1910, Pedro Cerdán Martínez construye la Capilla y cripta de la familia Servet, en la Iglesia de San Bartolomé. Se trata de una capilla modernista de gran refinamiento, sobriedad y elegancia, donde se ha utilizado el mármol de varios colores dentro de una misma gama. La decoración del interior de la cúpula y del camarín de San Sebastián, a base de motivos iconográficos alusivos al santo y a su martirio (flechas y palmas), está realizada de estucos dorados con purpurina.

El repertorio decorativo modernista de esta capilla se concentra en el gran arco sobre el altar, abocinado y terminado en sus extremos con volutas hacia dentro, de las que salen unos diseños vegetales; en el altar sostenido por columnillas de capiteles vegetales que tiene un friso decorado con "perlas" neo-medievales; en el gran óculo, en una de las paredes laterales, por el que se ilumina con luz natural la capilla. Por último, un zócalo general de mármol gris claro, sobre el que hay un aplacado de mármol rosa.

La cripta, bajo el suelo de la capilla, es una pieza arquitectónica decorada con mármol blanco y negro. La escalera de descenso está dentro de un cuerpo arquitectónico aparte, en uno de cuyos lados se abren ventanas que proporcionan luz natural, a escalera y parte de la cripta y, sobre todo, a la capilla superior, a través del mencionado gran óculo.

Esta es la única intervención importante de Pedro Cerdán en arquitectura religiosa, además del diseño del altar de la Virgen de las Angustias, en la misma Iglesia.

En 1960, el pintor Muñoz Barberán, terminará de pintar en el presbiterio de la iglesia de San Bartolomé tres murales que ocupan los intercolumnios del ábside desde la sillería con tallas de Molera hasta el entablamento general de la iglesia. Pío Augusto Verdú, realizará la decoración de la bóveda.

El mural central, subordina su pintura a la escultura a la que sirve de fondo, el San Bartolomé de Salzillo. Grupos de ángeles rodean al santo, mientras dos arrodillados, sostienen una peana. Los temas de los murales laterales, "El Sermón de la Montaña" y "La Pesca Milagrosa" reúnen buen número de figuras en agrupaciones compositivas diagonales, cuyos cuerpos reciben luminosas vestiduras.