Este importante emplazamiento de las fortificaciones contemporáneas de Cartagena fue construido entre los años 1933 y 1936, conforme a los planos y proyectos que surgieron tras la aprobación del Plan de Defensa de 1926. La idea fue la de crear un infranqueable anillo defensivo contra cualquier escuadra enemiga que intentase una aproximación hostil a la base naval. Para ello se dispuso de la más moderna tecnología de la época, incluyendo las diferentes piezas de la casa británica Vickers, las más potentes y eficaces en aquellos años. En concreto, en Castillitos se emplazaron dos cañones de 381 mm y 45 calibres capaces de enviar un proyectil de casi una tonelada a unos 35 kilómetros de distancia. Para su construcción fue necesaria la creación de otras infraestructuras aún existentes, como los caminos o el propio espigón portuario de La Azohía, donde fueron desembarcadas las piezas.
Al comenzar la Guerra Civil (1936-1939), la batería estaba casi operativa, a falta de la dirección de tiro, por lo que aún no había realizado fuego. No obstante tendría un importante papel durante el conflicto, realizando ya un disparo contra la escuadra nacional en abril de 1937. Su sola presencia resultaba ya suficiente intimidación como para mantener alejado cualquier buque enemigo.
Al finalizar la guerra se iniciaron los trabajos para montarle una moderna dirección de tiro. Con esto, mantuvo su valor militar hasta 1994, cuando dejó de estar en servicio a causa de la aplicación del Plan Norte, destinado a la modernización y racionalización de los recursos de las Fuerzas Armadas. Tras su abandono fue concienzudamente expoliada, y hoy se encuentra en muy mal estado de conservación.