Julián Estrada: Donde queda el puente

por Pedro Fernández Riquelme

     Para un artista flamenco no es fácil publicar discos con regularidad. Julián Estrada lo está consiguiendo a base de tesón e inteligencia. Su manager Montoya Musical, más Flamenco en el foro, han apostado fuerte por él. En su tercera obra, Donde queda el puente,  apreciamos una continuación de formas e intenciones con respecto a sus obras anteriores. Es decir, personalidad propia y originalidad estilística. Estrada, como ya dije en las críticas a sus anteriores discos, suena a sí mismo, y eso hoy en día, tan acostumbrados a giros camaronianos, resulta estimulante.  En los palos a compás, Estrada aportó inflexiones muy personales, sobre todo en las bulerías y tanguillos de sus primeras obras. Aquí falla, pierde el compás y aporta muy poco a su lista. Otro pequeño error lo encontramos en la milonga. Aunque la interprete con un piano de acompañamiento, es muy parecida a la que grabó en su primer disco, que tanto me impactó. Más interesante encontramos la seguiriya, con un primer cuerpo al compás del cajón y una interpretación vocal muy original. La percusión es el hallazgo más importante de esta obra del cordobés. Otros palos de interés son el titulado como "Malagueña de Fosforito" y la taranta "Penas a millares".

    Un trabajo que gustará a sus fieles, que somos muchos, y que le permitirá una continuidad de actuaciones por toda España, pero que aporta poco a su carrera artística por la repetición de esquemas, aunque interesante a todas luces porque Estrada tiene un estilo propio y crea a partir de la ortodoxia.