Vista desde el Castillico de las Peñas
Vista desde el Castillico de las Peñas
Detalle de los muros del Castillico
Detalle de los muros del Castillico


  Contexto histórico

  La cronología del poblado abarca desde el siglo V a.C. hasta el II a.C., siendo la etapa más floreciente, en función de los materiales exhumados hasta la fecha, los postreros años del siglo V a.C.  y la centuria siguiente. Fue el poblado nuclear de la comarca de Fortuna, en torno al cual se articuló el control del territorio y del que, seguramente, dependieron  otros asentamientos de menor entidad como el Castillejo de los Baños.

  El Castillico de las Peñas fue finalmente abandonado en el tránsito de los siglos III-II a.C., con probabilidad en un momento en el que la comarca de Fortuna se vio afectada por la conquista romana de Hispania. Como sucedió con el poblado próximo del Castillejo de los Baños, es posible que la población abandonara esta posición encastillada, animados u obligados por los romanos, emplazándose en el llano en asentamientos diseminados. Disfrutó de un  período de gran auge comercial, del que fue partícipe toda  la comarca, ya que también coincide con el máximo esplendor del cercano poblado del Castillejo de los Baños.

  Recursos económicos

  La economía del poblado debió basarse en los cultivos, sobre todo de cereales, en la ganadería y el comercio, aunque fueron los recursos agropecuarios la principal fuente de subsistencia. Sin embargo, el comercio debió jugar un papel importante en la vida del poblado. A través del control de la vía de comunicación que discurría a los pies del cerro sobre el que se asienta el hábitat, recibieron no sólo una cultura material mucho más sofisticada que la propia, sino que fue el canal a través del cual recibieron nuevas técnicas, cultivos, creencias religiosas e incluso modos de vida, importados por los colonizadores griegos, que recorrieron todo el litoral del Sudeste peninsular. En definitiva, nos hallamos ante un modelo particular de hábitat que, asentado en los modos de vida tradicionales, está emplazado junto a una vía de comunicación, que condiciona su existencia y con ella la del poblamiento ibérico en el área que estaría regido desde este oppidum, al menos durante los siglos V y IV a.C.

  Urbanismo

  No se conoce el urbanismo interno con detalle, ya que el yacimiento no ha sido excavado sistemáticamente; parece que las casas ibéricas se organizan en terrazas con notable pendiente, muy próximas unas a otras, lo que nos proporciona datos sobre la estrechez de las callejuelas, la densidad de la población y el aprovechamiento al máximo de la superficie disponible. En algunos puntos se observan sectores donde afloraba la roca de base en superficie, que fue tallada por los íberos para conseguir plataformas, donde se construyeron más casas, aprovechando toda la superficie interior del hábitat y para ayudar a impermeabilizar el interior de las casas.

  Las paredes de las viviendas se construyen a partir de un zócalo de piedras de mediano tamaño realizado de dos maneras: con piedras trabadas con barro o bien con piedras en seco. Los alzados de los muros se edifican a base de ladrillos de adobe (barro, en ocasiones mezclado con ramaje, secado al sol). Las techumbres están construidas mediante un entramado de ramajes y barro sustentado por vigas de madera, dispuestas longitudinalmente sobre los muros y estarían edificadas con toda probabilidad a una sola vertiente.