La epigrafía es una de las disciplinas auxiliares de la Historia, que aporta una mayor información sobre la evolución económica, social y cultural de una ciudad. Entre las placas marmóreas con epigrafía rescatadas por los arqueólogos, o halladas ocasionalmente en la ciudad hispanorromana de Begastri, son dignas de reseñar varias inscripciones funerarias de cronología incierta, pero que nos proporcionan una información muy valiosa sobre el grado de penetración de los ciudadanos procedentes de Roma, que se afincaron, habitaron y fallecieron en la ciudad.

  La primera es una lápida marmórea de 47 cm de alto y 72 de ancho, que se encuentra reutilizada en el exterior de la iglesia parroquial de Cehegín. La inscripción hace referencia a un liberto con un nomen (Fulvius) de clara procedencia itálica, muy frecuente en el corpus de inscripciones hispanas. La lectura es la siguiente: M(arcus) Fulvius / M(arci) l(ibertus) Flaccus/ Hic situs est. La transcripción sería: Marco Fulvio Flaco, liberto de Marco. De una segunda lápida (perdida en la actualidad) se tiene constancia desde el siglo XVII, fecha en la que podía contemplarse en la vivienda particular del médico de Cehegín. La inscripción se refiere a una mujer de nombre Pompeya, de la cual se desconoce la edad. La lectura sería como sigue: Pompeya M(arci) F(ilia)/ Beleseton/ Proba veixit. Y la transcripción: Pompeya Bileseton Proba, hija de Marco, vivió¿. El nomen Pompeius aparece con cierta frecuencia en la epigrafía de la región murciana, sobre todo en Cartagena, donde se creó un fuerte partido en apoyo a Cneo Pompeyo contra César. La tercera inscripción también se hallaba en la casa del citado médico, conocido como Sánchez Espín. Testimonia la existencia de un joven de diez años llamado Lucius y fallecido en Begastri. El texto ha sido interpretado de esta manera: L(ucius) C¿ M¿ /an(forum) X/ H(ic) [s(itus)] / *[e]s[t], transcrito como Lucio C.M., de diez años, aquí está enterrado.

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