Cerámica de barniz negro con inscripción epigráfica
Cerámica de barniz negro con inscripción epigráfica
Cuenco con inscripción
Cuenco con inscripción

   Los pueblos ibéricos adoptan dos sistemas de escritura para una misma lengua, aunque ésta última tendría modismos y variantes locales o regionales. Dichas escrituras son de carácter semisilábico, es decir, con signos que corresponden a un fonema o a una sílaba y se denominan respectivamente  'meridional' o 'bastulo-turdetana' e 'ibérico levantina'. La primera de ellas se empleó en el sur, Andalucía oriental y parte del sureste peninsular, mientras que la 'ibérico levantino' fue utilizada de igual modo en el sureste y, además, en el reborde oriental de la Meseta y el levante peninsular hasta el río Herault, en Francia. La fecha de adopción de estos semisilabarios puede establecerse en la segunda mitad del s. V a. C., siendo su etapa de mayor apogeo los s. III y II a. C. Llegará a mantenerse hasta las primeras décadas de época imperial romana.

   No obstante, las inscripciones encontradas en territorio ibérico involucran en él a otras lenguas, ya que se han descubierto grafitos incisos sobre cerámica en escritura fenicia y griega fruto, sin duda, de los contactos coloniales y comerciales de las sociedades ibéricas con los pueblos colonizadores.

   Escritura greco-ibérica

   A estas escrituras hay que añadir otra propia del sureste de la Península, centrada básicamente en las actuales provincias de Alicante y Murcia, es la denominada 'greco-ibérica'. Se trata de una escritura que utiliza el alfabeto de la jonia oriental, pero trascribiendo la lengua ibérica del levante. Este experimento, que debió gestarse a lo largo de las últimas décadas del s. V a. C. y funcionar al menos durante cien años, no cuajó. Encontramos su rastro en diversos plomos y cerámicas, sobre todo del s. IV a. C. en la Serreta de Alcoy y Campello (Alicante) o en Cigarralejo (Mula) y Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla), ambas de Murcia. Sin embargo, en las largas inscripciones cerámicas de la baja época de la cultura ibérica no vuelven a aparecer, lo que demuestra que se abandonó pasadas tres o cuatro generaciones del experimento. Destacar que es en la zona del sureste donde confluyen al menos tres alfabetos de forma sincrónica: ibérico-meridional, ibérico-levantino y grecoibérico a lo largo de los s. V y IV a. C.

   Sin traducción

   Estos sistemas de escritura pueden leerse pero no traducirse puesto que, de momento, no ha aparecido ningún texto bilingüe que permita su desciframiento. No obstante, desde los estudios del profesor Gómez Moreno conocemos el valor de cada signo gracias a las acuñaciones de cecas ibéricas en el periodo romano republicano, momento en el que las leyendas de las monedas aparecen en latín e ibérico.

   Hasta la fecha no se han localizado grandes textos en ninguna de las escrituras ibéricas, nos limitamos a una serie de plomos (rondando la veintena) como textos más completos y un sinfín de pequeños grafitos que utilizan como soporte principal los recipientes de cerámica ibérica o importada repartida por toda la geografía ibérica peninsular. A todo esto habría que añadir alguna inscripción funeraria de época romano republicana y las monedas en bronce o plata referenciadas anteriormente.