Testimonios arqueológicos y documentales

   Para el estudio del vestido, calzado, adornos y demás complementos de los íberos contamos con innumerables testimonios. En primer lugar, se han encontrado entre los objetos del ajuar funerario restos de tejidos de origen vegetal y animal como: el lino, utilizado en la elaboración de túnicas y de prendas delicadas; de lana, para ropa de abrigo y mantos; de cuero, empleado en la confección de botas, gorros, cinturones y fundas de las espadas y cuchillos y, por último, de esparto, usado básicamente en cordeles, cestería y calzado. Sin embargo, es difícil que se conserven restos de los tejidos que fabricaron, ya que se trata de un material perecedero y lo normal es que desaparezca con el paso del tiempo.

   También contamos con las fuentes escritas. Según los historiadores clásicos, las mujeres eran las encargadas de la fabricación de los tejidos de su familia en pequeños talleres situados en la entrada de las viviendas, ya que era la zona más iluminada de la casa. Éforo nos relata, incluso, como en algunas comunidades se celebraban fiestas anuales, en donde se exponían las obras de todo el año. La ganadora recibía un premio por parte de un jurado masculino.

   Ajuares de sepulturas femeninas

   Este dato queda corroborado por los hallazgos arqueológicos, puesto que en sepulturas femeninas es frecuente encontrar útiles empleados en el proceso del hilado como fusayolas o contrapeso del huso. La fusayola permite que el movimiento giratorio del huso sea más uniforme y proporciona un hilo más fino y, por lo tanto, más valioso y apreciado. En ocasiones aparecen también pesas o pondus para la elaboración del tejido en telares y agujas fabricadas en bronce o hierro.

   El vestuario

   Las representaciones humanas, tanto en esculturas como las pintadas en los vasos cerámicos, nos dan una idea de cómo eran los trajes y adornos que usaron los íberos. La variedad es amplísima, pero los que se repiten con más frecuencia constan para la mujer de: dos túnicas largas (aunque en ocasiones se ponían una tercera más suntuosa), velo y manto. Para el hombre, una túnica corta o larga, ceñida a la cintura con un cinturón; en ocasiones portan un manto, a veces doble.

   Respecto a los adornos, algunos de los cuales además de aparecer representados en su plástica, los encontramos en la realidad como parte de los ajuares funerarios en el interior de las tumbas, están elaborados principalmente en oro, plata y bronce, a veces con incrustaciones de pasta de vidrio o piedras semipreciosas. Destacar de entre los femeninos: diademas con colgantes para la frente,  pendientes, collares, brazaletes, sortijas y, para los hombres: pequeños pendientes amorcillados, torques para el cuello, sortijas, brazaletes y hebillas o broches de cinturón. Las fíbulas, de distintas formas y tamaños, se usaron para sujetar los diferentes tipos de prendas.