Dominación visigoda

   Durante la época visigoda (segunda mitad del V y siglos VI-VII d.C.) continuó la ocupación del Cerro de la Almagra, aún una ciudad floreciente, donde no se echaba de menos cierto refinamiento; durante este tiempo, los habitantes de la ciudad continúan recibiendo objetos de importación, generalmente cerámicos e incluso se conservan, de esta época, dos fragmentos de sarcófagos y lápidas sepulcrales. Poco se sabe de la ciudad durante la ocupación bizantina. Durante el siglo VI, buena parte del sudeste peninsular estaba en poder de los bizantinos que con capital en Carthago Nova intentaban recuperar los antiguos límites del Imperio Romano.

   Posiblemente La Almagra junto a ciudades como Begastri constituyeron el límite defensivo, la frontera del reino visigodo frente a los bizantinos. Indudablemente tuvo que sentir las consecuencias de la presencia bizantina, aunque la vida continuó en el cerro hasta la invasión musulmana y la capitulación de Teodomiro en el año 714.

   El pacto de Tudmir

   Por medio del tratado, conocido como Pacto de Tudmir, los musulmanes respetaban  las costumbres, religión, bienes y usos de determinadas ciudades (el listado varía en función de la versión del pacto que se consulte) a cambio del pago de un tributo anual, tanto en metálico como en especie. Fueron tres las ciudades de la Región que formaban parte de este territorio; Begastri (Cehegín), Mula (emplazamiento urbano del Cerro de la Almagra) y Lorca. Aunque el hábitat continuó durante, al menos, dos siglos más en el cerro, la creación de un nuevo núcleo urbano bajo el actual casco urbano de Mula contribuyó a la definitiva decadencia de la antigua ciudad hispanoromana, abandonada probablemente durante el siglo IX d.C.

   Transcripción del texto  

   "En el Nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso. Edicto de 'Abd al-'Aziz ibn Musa ibn Nusair a Tudmir ibn Abdush [Teodomiro, hijo de los godos]. Este último obtiene la paz y recibe la promesa, bajo la garantía de Allah y su Profeta, de que su situación y la de su pueblo no se alterará; de que sus súbditos no serán muertos, ni hechos prisioneros, ni separados de sus esposas e hijos; de que no se les impedirá la práctica de su religión y de que sus iglesias no serán quemadas ni desposeídas de los objetos de culto que hay en ellas; todo ello mientras satisfaga las obligaciones que le imponemos. Se le concede la paz con la entrega de las siguientes ciudades: Uryula [Orihuela], Baltana, Lakant [Alicante], Mula, Villena, Lawraka [Lorca] y Ello. Además, no debe dar asilo a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que goce de nuestra amnistía; ni ocultar ninguna información sobre nuestros enemigos que puede llegar a su conocimiento. Él y sus súbditos pagarán un tributo anual, cada persona un dinar en metálico, cuatro medidas de trigo, cebada, zumo de uva y vinagre, dos de miel y dos de aceite de oliva; para los sirvientes, sólo una medida. Dado en el mes de Rayab, año 94 de la Hégira [713]. Como testigos, 'Uzmán ibn Abi 'Abda, Habib ibn Abi 'Ubaida, Idrís ibn Maisara y Abul Qasim al-Mazáli."

Ibn Adarí. Historiador andalusí. "Kitab al-bayán al-mugrib fi ajbar muluk al Andalus wa l-Magrib".