Entrada de los Reyes Católicos en Murcia[José María Sobejano]
Entrada de los Reyes Católicos en Murcia
Recorrido de la comitiva real representado sobre un plano de Murcia del siglo XII, en época musulmana. En tiempos de los Reyes Católicos la ciudad conservaba casi intacto el trazado musulmán
Recorrido de la comitiva real representado sobre un plano de Murcia del siglo XII, en época musulmana. En tiempos de los Reyes Católicos la ciudad conservaba casi intacto el trazado musulmán
  • Pregón del recibimiento:

Sepan todos que mañana sábado antes de comer, el Rey y la Reyna, nuestros señores, vienen a esta ciudad de Murcia.

Por ende, todos los vecinos de ella salgan a recibir a sus altezas al llano de Churra, la gente de caballo con el señor Adelantado y los peones con sus armas lo mejor aderezados que pudieren. Los cuales han de esperar a sus altezas juntos en el llano de Churra, so pena al que no fuere, si fuere hombre de caballo de mil maravedís, y al peón seiscientos maravedís, para la guerra de los moros.

Otrosí, sepan que el señor Príncipe entra en esta ciudad mañana en la tarde. Por ende, todos salgan en la manera susodicha a recibir a su alteza, so la dicha pena.

Entre las 10 y las 11 horas antes del mediodía, los muy altos y muy poderosos príncipes don Fernando y doña Isabel, nuestros señores, entraron a esta muy noble y leal ciudad de Murcia, y fueron recibidos con gran solemnidad y veneración por todos los vecinos y moradores del lugar.

Desde el amanecer había gran bullicio en la ciudad. Los vecinos salieron vestidos con sus mejores trajes, las calles estaban llenas de flores y la hermosa vega del Segura esperaba la entrada triunfal de sus altezas como si de un bello tapiz se tratase.

A una señal del vigía, el Adelantado don Juan Chacón, partió con los hombres mejor armados de la ciudad para recibir a sus altezas. Se unió a la comitiva real en los llanos de Churra y llegaron por el camino que bordea los castillos de Alharache y Monteagudo hasta la Puerta de Molina. Cruzaron el arrabal por San Andrés y la Aduana de los moros hasta a llegar a la Puerta del Zoco.

Antes de entrar, el noble caballero mosén Juan Cabrero, corregidor, y los regidores y jurados de la ciudad besaron las manos a sus altezas. El regidor Álvaro de Santiesteban habló en nombre de la ciudad, y dijo cuánto gozo y alegría recibían todos los vecinos y moradores porque tan altos y esclarecidos príncipes vinieran y entraran a esta ciudad. Y para que el dicho gozo y alegría más se acrecentase, les suplicó que jurasen los privilegios y franquezas de la ciudad.

El canónigo Montealegre trajo un Misal, sobre el cual los Reyes juraron los privilegios. Solo entonces atravesaron la puerta del Zoco y recorrieron la calle San Nicolás hasta la Plaza Santa Catalina, y de allí por la Plaza de San Bartolomé y la calle de la Trapería, llegaron a la Iglesia de Santa María la Mayor, en el alcázar viejo, ante la cual su altezas se apearon de sus cabalgaduras y fueron a orar ante la capilla de san Juan de la Claustra. Después se retiraron a los aposentos preparados para ellos.

  • La visita real

Los Reyes, como es preceptivo, hubieron de jurar el respetar los fueros y privilegios de la ciudad antes de entrar en ella, y lo hicieron sobre el Misal que trajo al efecto el canónigo Montealegre

Este mismo día,  a las 4 de la tarde, entró en la ciudad el muy alto y esclarecido príncipe don Juan por los lugares donde sus altezas entraron, y se le dio el mismo recibimiento.

Todo el día hay fiestas de juglares y otros regocijos en manifestación del contento popular por la presencia de los amados soberanos. Mañana comenzarán los preparativos para la guerra.