El viario romano de Carthago Nova, al igual que el de la inmensa mayoría de ciudades romanas, se basaba en el cruce de dos calles principales llamadas Cardo y Decumano máximo.

    El Cardo era una calzada que atravesaba la ciudad de norte a sur e iba acompañado de cardines de menor entidad que, en paralelo se extendían por la superficie de la urbe.

    El Decumano máximo constituía la calle principal de la ciudad, recorriéndola de este a oeste, acompañada de decumanos paralelos y de menor entidad. En Carthago Nova, las excavaciones arqueológicas han revelado que esta calzada transcurriría desde la puerta de la ciudad (donde en la actualidad se encuentran los restos de la Muralla Púnica) y el puerto, dividiendo la ciudad en dos.

    En el cruce que se formaba en la intersección de estas dos calzadas se erigía el foro donde se ubicaban edificios relevantes como el Templo Capitolino o la Curia.

    Gracias a las campañas arqueológicas realizadas en la ciudad de Carthago Nova se han podido investigar a fondo algunas de las vías principales de la ciudad, constatando su adecuación a las distintas terrazas encontradas entre las cinco colinas que la enmarcan.

    Descripción de las vías romanas en el interior de las ciudades

    El pavimento de las calles romanas durante época republicana y primeros siglos del imperio destaca por su enlosado de piezas planas, poligonales irregulares de gran tamaño, bajo la que se extendería una amplia red de alcantarillado que evacuaba las aguas residuales hacia zonas del exterior de la ciudad (campos cercanos, ramblas y al mar).

    La estructura de las calles interiores dependía de si bajo ellas se ubicaba un alcantarillado o no:

    En el primer caso eran frecuentes los desagües bajo las aceras, así como una fila de losas alineadas en el centro de la calle que sugería la canalización subterránea. En Carthago Nova esta es la solución que se adoptó en la mayoría de sus vías.

    En el segundo caso la inclinación hacia los lados de las losas que formaban la calzada se pronunciaba y la calle se elevaba en el centro para que el agua descendiera por la pendiente pegada a las aceras. En estos viarios era usual colocar piedras grandes y planas a modo de pasos de peatones, elevadas unos 15 cm del suelo entre acera y acera. Solución que se adopta en numerosas calzadas de Pompeya.

    Las calles solían disponer de aceras a ambos lados. Su superficie variaba dependiendo de la importancia de la vía dentro del trazado urbano. Además, cada dueño de una domus era propietario también del fragmento de acera que discurría frente a su fachada y se responsabilizaba de su mantenimiento y que presentara buen aspecto, así como de no interrumpir el paso por ella.

    En los bordes de las aceras se realizaban orificios artificiales con entrada y salida para amarrar a los animales de carga y de paseo. También es esta ubicación destaca la colocación de piedras redondeadas que sobresalía escasos centímetros en altura y que marcaban puntos de medición.

    En las calles romas era frecuente la construcción de fuentes públicas, dotando así de puntos de agua a las diferentes viviendas que quedaran situadas en sus inmediaciones.

    El Decumano de la Plaza de los Tres Reyes en Cartagena

    Con el paso del tiempo, durante los últimos siglos del Imperio Romano, las losas irregulares de algunas calzadas se sustituyeron por placas rectangulares, o directamente estas últimas se colocaron sobre las anteriores. Este fue el caso del decumano que aún se conserva en Carthago Nova (siglos III-IV), en la Plaza de los Tres Reyes.

    El decumano cartagenero posee una anchura aproximada de 3,5-4 metros, contando a ambos lados con aceras de 1 metro. Esta calle, durante el siglo I d.C. y bajo influencia Siria, es posible que estuviera porticada en alguno de sus tramos, protegiendo de esta forma la zona peatonal. En la planta de ciertos edificios que la flanqueaban se han hallado restos de umbrales de tabernas o comercios, identificadas gracias a las marcas de sus puertas en el pavimento.

    Así mismo, en la remodelación que sufrió esta calzada durante los siglos posteriores parece que se porticaron algunos de sus tramos, reutilizando columnas de siglos anteriores con diferencias notables en su tamaño.

    En la actualidad se puede visitar el Decumano Máximo, junto a las termas de Carthago Nova, gracias a la labor de recuperación del patrimonio arqueológico cartagenero que está llevando a cabo la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, el Ayuntamiento de Cartagena y Cartagena Puerto de Culturas.