Organizaciones sindicales

  Durante la época de esplendor de la minería unionense, los intereses de las organizaciones sindicales hacían especial hincapié en los valores profesionales, apenas indagando en la conciencia de clase social, que sería adquirida con el tiempo. Debido a estas circunstancias, en La Unión a finales del siglo XIX existían ocho sindicatos y tan sólo una cooperativa llamada La Fraternidad. La primera vez que se lograron aunar las dos iniciativas (condiciones laborales y sentimiento de clase social) fue a raíz de la creación en 1912 de la Federación de Sociedades Obreras de La Unión-Cartagena, bajo influencia de las tendencias políticas anarquistas y socialistas.

  En otros núcleos poblacionales con una especial condensación de mineros como Portmán también nacerían diferentes sindicatos. No obstante, en esta última localidad se produjeron situaciones especiales ya que José Maestre, empresario relacionado con la familia Zapata, fundó en 1917 el sindicato La Legalidad, al que se afiliaron 730 mineros. Pero esta militancia a un sindicato regido por los patronos se veía complementada con la afiliación clandestina a otros más afines a sus reclamaciones laborales y sociales como La Confianza.

  Enfrentamientos y motines

  Los enfrentamientos sindicales entre patronos y obreros provocarían sublevaciones populares como la del 4 de mayo de 1898. En esa fecha se declaró una huelga general en La Unión, los obreros se reunieron en los alrededores de la fundición Roma protestando por el sistema de pago por vales (vales canjeables en los comercios de los patronos en vez de dinero). Esta protesta llegaría hasta el punto de cortar la red telegráfica, la línea de ferrocarril, e incluso quemar el Ayuntamiento con el Registro Civil y la casa del empresario Celestino Martínez. La situación se hizo insostenible tras 24 horas en las que no se llegó a ningún acuerdo entre los sublevados y el gobernador civil. Los manifestantes destruyeron el cuartel de la Guardia Civil de El Llano del Beal. A los primeros huelguistas se les unieron trabajadores de El Algar, El llano y Portmán, produciéndose enfrentamientos con los carabineros y dejando el saldo de tres muertos y numerosos heridos. La situación llegó hasta tal extremo que el gobernador civil declaró el 'estado de guerra' en la provincia.

  La calma llegaría tras un bando del alcalde José Maestre en el que la patronal se comprometía a escuchar y satisfacer las peticiones de los trabajadores. Otra de las sublevaciones o motines que destacan en los libros de Historia fue la acaecida el 7 de marzo de 1916. El día 4 de marzo había comenzado una huelga general que paralizó la minería y el comercio. Tres días más tarde, en la Casa del Pueblo de El Llano del Beal, los huelguistas organizaron una reunión para debatir sobre el resultado de este paro, pero al pasar por una fábrica de fundición se percataron de que estaba en funcionamiento y protegida por militares. No se sabe a ciencia cierta quién inició la contienda, aunque sí el resultado: 8 víctimas y 16 heridos. Para mitigar la revuelta La Unión fue tomada por el ejército, firmándose un acuerdo el día 12 de marzo entre el alcalde, Enrique García García, los patronos mineros y los huelguistas. Como consecuencia de este pacto los detenidos quedaron en libertad, no hubo represalias y aumentaron en 25 céntimos el salario de los mineros.

  Partidos políticos

  Desde la creación del municipio en 1860 hasta la proclamación de la Segunda República en 1931 en La Unión destacaron dos partidos políticos por encima de los demás: el Partido Liberal y el Partido Conservador. Entre ellos se sucedieron diferentes situaciones de conciliación, pero también existieron disputas como en 1907, a raíz de que el Partido Liberal intentara publicar un seminario satírico denominado Don Ponciano, nombre que recordaba al dirigente del Partido Conservador. Las consecuencias fueron una tremenda batalla campal en las calles de La Unión, en la que incluso se llegaron a escuchar disparos. Otros partidos que adquirieron cierta entidad en la ciudad fueron el Republicano y el Socialista o Rebelde, presididos por Juan Cela y Federico Albaladejo respectivamente.