La Ley de Escuadra del Ministerio de Marina aprobó en 1908 la reconstrucción de la Armada Española, mermada en la guerra naval de 1898 contra Estados Unidos en Cuba y Filipinas. Esta ley impulsó el inicio de la construcción del acorazado Jaime I en 1912 por la Sociedad Española de Construcción Naval. El buque de guerra fue botado en 1914 en los astilleros de El Ferrol (Galicia). Las características del acorazado Jaime I eran las siguientes: eslora (139 metros), manga (24 metros), calado (7 metros), velocidad (19 nudos) y dotación (850 tripulantes). El armamento del acorazado consistía en 30 cañones, 2 piezas de desembarco y 2 ametralladoras.

  La Primera Guerra Mundial (1914-18) retrasó la entrega del acorazado Jaime I a la Armada Española hasta el año 1921. En sus primeras misiones, el buque sirvió a la Familia Real en sus viajes oficiales, como el de 1923 a Italia para una entrevista con el duce Benito Mussolini. El Jaime I entró en guerra por vez primera en la campaña del Rif mediante bombardeos contra las posiciones rebeldes de los rifeños en la costa (1924) y con su participación en el histórico desembarco hispano-francés de Alhucemas (1925). El éxito de esta operación permitió a España recuperar el control militar del Protectorado del Norte de África.

  Durante la II República, el acorazado Jaime I contribuyó a derrotar la Revolución de Octubre de 1934 con su apoyo marítimo a las operaciones terrestres del Ejército, en cumplimiento de las órdenes del Gobierno republicano-cedista (Partido Republicano Radical y CEDA). Los militares españoles derrotaron a los mineros sublevados y recuperaron el control de Asturias.

  Antonio Gómez-Guillamón Buendía