Las Coronas de Castilla y Aragón protagonizaron la gran expansión de la Reconquista pensinsular durante el siglo XIII, tras la caída del poder almohade en Al-Ándalus. Castilla y León trasladó la frontera al río Guadalquivir con la anexión de Jaén, Córdoba y Sevilla, y avanzó en el Levante con la conquista del reino de Murcia (1243), por el príncipe don Alfonso, en el reinado de Fernando III 'El Santo'. Alfonso X 'El Sabio' culminó la reconquista de Andalucía Occidental con la toma de Jerez, Cádiz y Arcos de la Frontera. Sancho IV y Alfonso XI consiguieron el control del Estrecho de Gibraltar con la anexión de Algeciras (1344), tras la batalla del Salado. Por su parte, la Corona de Aragón llevó a cabo la reconquista de los reinos de Mallorca (1235) y Valencia (1244). 

     El avance de la Reconquista cristiana convirtió el reino de Murcia en un peligroso territorio de frontera con el reino musulmán de Granada, último bastión del Islam en la Península Ibérica (s. XIII y XV). El reino de Granada abarcaba las provincias de Almería, Granada y Málaga.

Lorca, ciudad fronteriza

  El castillo de Lorca constituía la base de las operaciones militares del reino cristiano de Murcia contra el reino nazarí de Granada, y era la capital del Adelantamiento Mayor en la frontera.

Los Alporchones

  El Papa Clemente VII ordenó la construcción de la Colegiata de Lorca, para conmemorar la victoria del reino de Murcia sobre el de Granada en la batalla de Los Alporchones el día de San Patricio (17 de marzo) de 1452.

     La relación fronteriza entre los reinos de Murcia y Granada se caracterizó por los enfrentamientos esporádicos entre cristianos y musulmanes, debido a las incursiones en territorio enemigo en busca de ganado y esclavos, a pesar de la relación de vasallaje entre el Estado nazarí y la Corona de Castilla. La monarquía castellana delegó el gobierno de la frontera en el Adelantado Mayor a partir del reinado de Alfonso X. Este oficial real constituía el cargo más importante del reino de Murcia, y recaía en la nobleza. El primer Adelantado Mayor del reino de Murcia fue Juan García Villamayor en 1258. El castillo de Lorca se convirtió en la base de las operaciones militares en la frontera con el reino nazarí de Granada. El término municipal de Lorca creció de forma considerable con la anexión de las plazas fronterizas del reino granadino (Huércal, Overa, Los Vélez). La monarquía premió la contribución de Lorca a la Reconquista con la concesión del título de 'Noble ciudad'.

     El linaje de los Manuel monopolizó el Adelantamiento con carácter hereditario entre el final del siglo XIII y el del XIV. La familia de los Fajardo reemplazó a los Manuel en el cargo a partir del reinado de Juan I de Castilla. El adelantado Alonso Yáñez Fajardo I (1383-1424) emprendió la primera guerra contra el reino de Granada debido al robo de ganado y la captura de esclavos cristianos por las tropas nazaríes en territorio murciano. El conflicto se resolvió con la firma de una tregua. El Rey de Castilla recompensó al adelantado con la concesión de los señoríos de Alhama y Librilla. El adelantado Alonso Yáñez Fajardo II (1424-44) conquistó al reino nazarí las plazas de Xiquena, Tibieza, los Vélez y parte del valle de Almanzora.

   La Corona premió a este adelantado con la entrega de los señoríos de Molina la Seca y Mula. El adelantado Pedro Fajardo Quesada (1444-82) triunfó en la guerra civil contra su primo, el alcaide de Lorca Alonso Fajardo 'El Bravo', por el control del poder en el reino de Murcia. Las tropas del adelantado derrotaron al líder rebelde con el apoyo de las tropas reales de Enrique IV de Castilla. En compensación, el monarca donó a Pedro Fajardo el señorío de Cartagena. El guerrero Fajardo 'El Bravo' destacó en la lucha contra el reino de Granada. El alcaide lorquino lideró la victoria cristiana en la batalla de Los Alporchones el 17 de marzo de 1452 (día de San Patricio). El Papa Clemente VII encargó la construcción de la Colegiata de Lorca sobre la antigua iglesia de San Jorge, para la conmemoración del triunfo, y San Patricio se convirtió en el patrón del reino de Murcia. El ilustre Lope de Vega ensalzó la figura del legendario guerrero Fajardo 'El Bravo'. "Si viérades a Fajardo, aquel de la cruz bermeja, aquel alcaide de Lorca del que tantas cosas cuentan, aquel que de ver su sombra, tiemblan los moros de veras".

     El Rey de Granada Muley Hacén respondió mediante un contrataque contra el reino de Murcia en 1477. Las tropas nazaríes saquearon Caravaca, el Valle de Ricote y Cieza. El escudo de Cieza conmemora esta tragedia bélica con la inclusión del lema 'Por pasar la puente nos dieron la muerte'. El ejército invasor aniquiló a los defensores ciezanos que esperaban su llegada al otro lado del puente. Abarán necesitó una repoblación de musulmanes procedentes de Hellín (las familias Gómez, Cobarro, Yelo y Molina, entre otras) ante el despoblamiento causado por la incursión granadina. El adelantado Pedro Fajardo Chacón era hijo de Juan Chacón y Luisa Fajardo. Su padre, Juan Chacón, ordenó la construcción de la capilla de los Vélez (1490) en la Catedral de Murcia, símbolo de la ostentación de poder del linaje familiar de los Fajardo en el reino de Murcia. Pedro Fajardo colaboró en la Reconquista de la parte Oriental del reino de Granada mediante la anexión de Vera, Baza y Guadix (1489).

     La capitulación del Rey Boabdil conllevó la entrega pacífica del reino de Granada a los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, el día 2 de enero de 1492 bajo condiciones honrosas y ventajosas para los musulmanes. "Los moros podrán mantener su religión y sus propiedades. Que los moros serán juzgados por los jueces bajo su ley. Que no pagarán más tributos a los reyes cristianos que los que pagaban a los moros. Que podrán conservar todas sus armas excepto las de pólvora. Que los Reyes solo pondrán como gobernantes a gente que trate con respeto y amor a los moros. Que los musulmanes tendrán derecho a gestionar su educación y la de sus hijos".

     La rendición del reino musulmán de Granada supuso el final de la Reconquista cristiana de la Península Ibérica y Baleares, tras ocho siglos de dominación islámica. Los Reyes Católicos culminaron la unidad política de España con su proyecto de unificación religiosa, mediando la aprobación del decreto de expulsión de los judíos, el 31 de marzo de 1492, "por subvertir y sustraer de la santa fe católica a los fieles cristianos", y la promulgación de la Pragmática del 14 de febrero de 1502, para la conversión forzosa de los mudéjares (musulmanes) en cristianos nuevos, denominados moriscos, bajo pena de expulsión. El pontífice Alejandro VI, ex-obispo de la diócesis de Cartagena (1482-92) hasta su elección como Papa, premió la fidelidad religiosa de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón mediante la concesión del título de "Reyes Católicos" en la bula 'Si convenit' de 1496.

  Antonio Gómez-Guillamón Buendía