El jueves se constituyó una Junta de Socorros en la que figuraban el alcalde, el cura párroco y el médico. La misión principal de la junta era la de repartir los alimentos a las personas más afectadas.

Durante este día llegó a la localidad el arquitecto municipal, Juan Antonio Rodríguez, para evaluar los edificios que estaban en ruinas con el fin de proceder a su demolición porque en muchos de ellos había animales muertos, lo que constituía un riesgo para la salud pública. La Calle Mayor continuaba intransitable por la enorme cantidad de tarquín que había dejado el río, y el que los vecinos sacaban de las casas

Suscripciones de ayuda

Se iniciaron varias suscripciones en Murcia y en otras localidades de la región con el fin de ayudar a los afectados. A final de mes se creó una Junta de Señoras, presidida por la Marquesa de Rioflorido, cuyo fin era el de recaudar ropa y dinero para las víctimas. En Santomera se crearon dos comisiones: la Junta de Señoras, encabezada por la viuda de Andrés Murcia y una Junta de hombres del pueblo cuya cabeza visible era Joaquín Borreguero. Otras personas idearon nuevos métodos para recaudar fondos, como la organización de corridas de toros y de funciones de teatro benéficas.

En la noche del jueves un nuevo temporal despertó la inquietud de los santomeranos. Muchos vecinos se refugiaron en cuevas cercanas. Las cuevas fueron durante varios días las viviendas de la mayor parte de los habitantes de los barrios más afectados. Mientras que las casas que quedaban en pie estaban atestadas de gente. En algunas vivían temporalmente más de 40 personas.

Llegada del enviado de Alfonso XIII

El sábado, día 29, llegó a Murcia el Coronel de Infantería, Enrique Fernández Blanco, Ayudante de Órdenes de Alfonso XIII, con el encargo de ir al lugar de la tragedia y repartir personalmente las ayudas. Fernández Blanco, acompañado por diversas personalidades, entre ellas el alcalde y el gobernador civil, llegó a Santomera a las tres de la tarde.

En primer lugar la expedición se dirigió a la Casa de Gabaldón, que estaba junto al Cuartel de la Guardia Civil. La vivienda se encontraba en ruinas. Tres de sus habitantes habían perecido ahogados. Posteriormente, la comitiva siguió su viaje por los Barrios de La Mota, las Máscaras y Los Pavos. En el transcurso de la visita Fernández Blanco se detuvo en los lugares más afectados. Por último, visitaron el cuartel de la Guardia Civil, en el que milagrosamente no hubo víctimas. La visita concluyó a las seis en la casa del médico en la que esperaban unas mil personas.

Al día siguiente, Fernández Blanco regresó a Santomera para entregar ayuda económica a unos cien vecinos. Esa misma mañana visitó la población el Obispo de la Diócesis de Cartagena, Vicente Alonso Salgado quien llevó los donativos que había recaudado tras una suscripción popular. El 12 de octubre, la localidad recibió la visita de Antonio Maura, líder del Partido Conservador.

Una inundación similar

La inundación de 1906 se cobró la vida de 31 víctimas y arruinó a cientos de familias, bien porque se quedaron sin hogar (unas 400 casas fueron derribadas por las aguas o tuvieron que ser demolidas posteriormente) o bien porque perdieron su sustento económico. Sin embargo, no se pusieron los medios adecuados para evitar una inundación similar. El 28 de septiembre de 1947, otro temporal desbordó la Rambla Salada, causando varias víctimas.

Tras esta segunda inundación las autoridades pusieron remedio para que la tragedia no se volviera a repetir, ordenando la construcción del pantano de Santomera.